Un horizonte de líneas barrocas
Su doceavo álbum, donde Brian Eno y Daniel Lanois componen y tocan, es el más sonoramente denso de su carrera.
Magnificent. Así podríamos cerrar este anticipo del doceavo álbum en estudio de U2, No Line on the Horizon, por lo sintético de la calificación, pero es el título del track 2. En la etimología de esa palabra cabe todo el ADN U2: lo magno, lo magnífico, la magnificencia, la magnanimidad, el "Magnificent" cristiano. Es decir, de nimio, cero: U2 fue, es y será grande. O nada. Entre la magnificación (ampliar hasta exagerar) y la glorificación (elevarse al máximo de mística) se desarrollan las once canciones que componen un álbum donde los irlandeses ya no son un cuarteto. ¿Cómo? Hoy quienes otrora sólo ocupaban los puestos de productores -Brian Eno y Daniel Lanois- también se han convertido en compositores e instrumentistas, al igual que el tecladista Terry Lawless, que figura como uno más. Por si fuera poco, el histórico Steve Lillywhite entra como "additional producer", mientras will.i.am (Black Eyed Peas) suma teclados.
Lo de "additional" es clave también en otros álbumes del momento que abusan de los teclados: el Chinese Democracy de Guns N' Roses y el Viva la Vida de Coldplay. Comparten con este U2 una nueva tendencia. Llamémosla el "Neobarrock XXI". Hablamos de "grandes" (magnos) discos donde el "capa tras capa", "retoque tras retoque", "mezcla sobre mezcla", tornan tan densas sonoramente las canciones, que se sospecha cierta falta de precisión compositiva en el fondo de tanto arreglo. ¿Se acuerdan cuando decíamos que tras el posmodernismo techno rock de Pop, U2 había vuelto a la "austeridad" rockera? Olvídense.
"Nací para cantarte/ No tengo otra opción más que levantarte el ánimo". Sí, Bono, Magnificent es una canción 100% U2, aún cuando esta vez el clásico beat a los trotes sostenga un pulso disco, como se usa de Franz Ferdinand para acá. Contiene el crescendo, el "Oh oh oh" hímnico y la palabra "Love" pero sorprende un solo de slide y corrobora, con cierto sonido final amortiguado y apelmazado, que Eno está dispuesto a bajarle el copete a las grandes bandas. El bajo de Adam Clayton, que últimamente venía más al frente, hoy parece borroneado en semejante cimiento sonoro. Una lástima. En este sentido, No Line... se emparenta con la sobrecocción en estudio de The Unforgettable Fire o Zooropa; pero si en aquéllos el objetivo era lograr un efecto más bien "etéreo" y "espectral", aquí la cosa se pone más espesa y gorda.
Bono no pierde su lugar de "vocero" un tanto mesiánico ("Un cambio del corazón es lento/ No es una sierra es una montaña/ Cuando empieces a escalarla/ Escuchá por mí, estaré gritando"). Pero, según le confesó a The Observer, se cansó de la primera persona e inventó personajes vistos desde sus interiores. "Epifanías personales": ese instante en que uno tiene una iluminación y el exterior desaparece. Piensen en el título Momento de liberación y tendrán una idea, si le suman que se trata de un agente de tránsito que en medio de la gente olvida su tarea por un rato. Es la temática de All That You Can't Leave Behind (2000) trasladada a personajes. Acaso estuvo repasando a Randy Newman, pero en el formato blog de muchas letras que empiezan con fechas, lugares y horarios también asoman el primer Tom Waits y el Springsteen de los retratos costumbristas. Especialmente, en la mejor pieza del álbum, la balada ambiental Cedars of Lebanon (con piano de Harold Budd y una producción que recuerda al trabajo de Lanois con Dylan), donde un corresponsal de guerra no puede escribir su crónica, entonces contempla una Polaroid donde aparecen su mujer y sus hijos. Por el logro general del relato perdonamos eslóganes como "Este mundo mierdoso a veces produce una rosa"...
Stand Up Comedy retoma la autoparodia de la era PopMart al comparar estrellas de rock con Napoleones de tacos altos. Pero, sobre todo, aporta ¡el tan anunciado riff a la Zeppelin o White Stripes que nos prometió The Edge! Por fin, vuelven The Fly, All Because of You o Vertigo. U2 rockea, como en el corte de feminismo futurista Get On Your Boots. Los arabescos melódicos que connotan "música de medio oriente" abundan, igual que cierto tribalismo percusivo o arreglos sinfónicos inspirados en el Kashmir zeppeliniano (conexión con el nuevo Guns), como influencia del Marruecos donde fue parcialmente grabado el disco. Esto sucede desde el vamos, desde No Line on the Horizon. Esta abre el álbum y además una idea de infinito y optimismo a pesar del gris, basándose en una imagen sublime del fotógrafo japonés Hiroshi Sugimoto, la cual parece representar la ecuación poética de Arthur Rimbaud: la eternidad es el sol mezclado con el mar.
Al contrario de lo que el personaje de Breath oye en sus auriculares ("La banda en mi cabeza hace un strip tease"), este tema es un hojaldre de vestiduras donde Bono rapea alla Dylan multiplicado (¡Bonos de bonus!), pero ni los solos ni los guitarrazos del magistral The Edge logran suplantar ese estribillo o ese redoblante que faltan para que la canción te pegue. Sólo la excepcional White as Snow suena humilde en su recuperación del folk tradicional. El resto, obsesión por la "orquestalidad", por sonar grandiosos, 5.1 para la era del pequeño mp3. Lo dicho: "Magnificent".