A 15 años de la primera visita de U2 a Argentina

U2 visitó por primera vez Argentina en el marco del último tramo del PopMart Tour, en 1998. La banda ofreció tres shows los días 5, 6 y 7 de febrero en el Estadio Monumental de Buenos Aires.

Los setlists de aquellos inolvidables shows fueron los siguientes:

Show del 05/02/1998:

  1. Mofo
  2. I Will Follow
  3. Gone
  4. Even Better Than The Real Thing
  5. Last Night On Earth
  6. Until The End Of The World + Break On Through (fragmento)
  7. New Year's Day
  8. Pride (In The Name Of Love)
  9. I Still Haven't Found What I'm Looking For
  10. All I Want Is You
  11. Staring At The Sun
  12. Sunday Bloody Sunday
  13. Bullet The Blue Sky + We Will Rock You (fragmento)
  14. Please
  15. Where The Streets Have No Name

  16. Discothèque + Love To Love You Baby (fragmento) + Discothèque Howie B Hairy B Mix (fragmento)
  17. If You Wear That Velvet Dress
  18. With Or Without You
  19. Hold Me, Thrill Me, Kiss Me, Kill Me
  20. Into The Groove (fragmento) + Mysterious Ways
  21. One
  22. Mothers Of The Disappeared + El Pueblo Vencerá (fragmento)


Show del 06/02/1998:

  1. Mofo
  2. I Will Follow
  3. Gone
  4. Even Better Than The Real Thing
  5. Last Night On Earth
  6. Until The End Of The World
  7. New Year's Day
  8. Pride (In The Name Of Love)
  9. I Still Haven't Found What I'm Looking For + Stand By Me (fragmento)
  10. Desire
  11. Staring At The Sun
  12. Sunday Bloody Sunday
  13. Bullet The Blue Sky
  14. Please
  15. Where The Streets Have No Name

  16. Discothèque + Life During Wartime (fragmento) / Stayin' Alive (fragmento)
  17. If You Wear That Velvet Dress
  18. With Or Without You
  19. Hold Me, Thrill Me, Kiss Me, Kill Me
  20. Mysterious Ways
  21. One
  22. Mothers Of The Disappeared + El Pueblo Vencerá (fragmento)


Show del 07/02/1998:

  1. Mofo
  2. I Will Follow
  3. Gone + Never Tear Us Apart (fragmento)
  4. Even Better Than The Real Thing
  5. Last Night On Earth
  6. Until The End Of The World + Two Tribes (fragmento)
  7. New Year's Day
  8. Pride (In The Name Of Love)
  9. Dirty Old Town (fragmento) + I Still Haven't Found What I'm Looking For
  10. Bad + Walk On The Wild Side (fragmento) + All I Want Is You (fragmento)
  11. Slow Dancing
  12. Staring At The Sun
  13. Sunday Bloody Sunday
  14. Bullet The Blue Sky + We Will Rock You (fragmento) + America (fragmento)
  15. Please
  16. Where The Streets Have No Name

  17. Discothèque + The Fly (fragmento)
  18. If You Wear That Velvet Dress
  19. With Or Without You
  20. Hold Me, Thrill Me, Kiss Me, Kill Me
  21. Into The Groove (fragmento) + Mysterious Ways
  22. One
  23. Mothers Of The Disappeared + El Pueblo Vencerá (fragmento)



Algunas crónicas publicadas en aquellos días contaban la majestuosidad del show que U2 traía a estas tierras, como así también dejaban claro que no solo era parafernalia visual sino mucho más:

La hora del fuego irlandés

El Pop Mart Tour, la gira de mayores dimensiones escénicas en la historia del rock, vendió ya 130.000 entradas para los tres shows en la Argentina.

El futuro ya llegó. Cuando sean las diez de la noche y se escuchen los primeros acordes de Misión Imposible, U2 estará tocando finalmente en Buenos Aires, una de las 61 ciudades donde hace escala el Pop Mart Tour, la gira de mayores dimensiones escénicas en la historia del rock. Hoy, con entradas agotadas, el grupo irlandés cumplirá el postergado sueño de sus fans argentinos, que ya adquirieron 130.000 tickets para los tres recitales que darán en Buenos Aires y que, en caso de cumplirse el lleno en los tres shows, dejarán una recaudación superior a los 11 millones de dólares.

Ya en 1987, su visita había sido confirmada, pero cuestiones económicas y de agendas abultadas llevaron a la cancelación. Aquí y ahora, en 1998 y en medio de una gira de muy buena taquilla, Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. se presentarán -con tres sponsors principales y entradas de entre $25 y $150, que motivaron una disculpa pública de Bono- con la misma puesta en escena que recorrió el mundo: las 500 toneladas de equipos, la M de 30 metros de altura y 4 millones de vatios de sonido. Y, desde ya, la impecable pantalla de alta tecnología -de unos 50 x 20 metros- valuada en unos 6 millones de dólares y en la que desfilan imágenes de los artistas pop Andy Warhol, Roy Lichtenstein y Keith Harring.

Ahí mismo está la clave de U2. Esa escenografía intenta convertir en catedral-pop a un supermercado y ellos enfrentan, a puro cinismo, las contradicciones que trae el intento de conciliar el superestrellato y la credibilidad rockera: ¿cómo ser honestos frente a millones de dólares?

En su ascenso a la fama en los primeros ochenta, preferían mostrarse naturales y comprometidos con la paz en su Irlanda natal. A partir de 1986, y ya consagrados en todo el mundo, decidieron internacionalizar su reclamo involucrándose en acciones de Amnesty y Greenpeace. Y en su disco El árbol de Joshua, de 1987, les dedicaron un tema a las madres de los desaparecidos -ayer filmaron un video junto a integrantes de Madres de Plaza de Mayo -. Rattle and Hum, su único disco en vivo, se transformó en su etapa de menor riqueza creativa: eran demasiado inmensos como para seguir luciendo mártires. Habían asumido con pompa el rol de monstruos: llevaron más lejos que nadie ese rock de estadios tan monumental que los traerá a River. Con la llegada de los 90, invirtieron el rol y se convirtieron en el modelo de estrella aleccionadora y autoconsciente que puede mofarse de su público sin dejar de quejarse de los grandes problemas del mundo. A los shows multitudinarios los convirtieron en verdaderos eventos tecnológicos. A su rock épico lo travistieron de sonidos programados de la mano de los productores con los que supieron rodearse: Brian Eno ayer, Howie B. hoy. A sus pelos largos y sus camisas blancas de pureza cristiana los reemplazaron mil disfraces, desde un patovica a Fidel Castro pasando por Village People, aunque en sus letras aparezcan Dios y Jesús con la misma frecuencia que cuando debutaron.

Ahora se las ingenian para no perder el equilibrio entre el show bussiness y las causas justas. Pop, su noveno disco, ya superó las 7 millones de copias en el mundo, satisfaciendo las expectativas que se depositaron en él si se tiene en cuenta los 70 millones de copias que acumula su carrera. Después de las presentaciones de los locales Babasónicos (19.15) e Illya Kuryaki & The Valderramas (20.30), entonces, con ustedes, U2. O la más sorprendente maquinaria rockera puesta al servicio del entretenimiento. Después de los Rolling Stones, claro está.

Fuente: Clarín.com


U2 saldó su deuda con la Argentina

La banda del momento al fin tocó en Buenos Aires

Ante más de 45.000 personas, el grupo irlandés abrió anoche en el estadio de River su esperada serie de tres recitales.

Finalmente, la lluvia no empañó la fiesta: 45.000 personas disfrutaron anoche del primer recital de la banda irlandesa U2.

"Desde que comenzamos con esta gira, en abril de 1997, en ninguno de los shows llovió durante el set", había dicho anteayer uno de los organizadores del segmento latinoamericano de la gira mundial del grupo U2, mientras la lluvia no cesaba de caer sobre la ciudad, y el implacable cielo gris no daba señales de mejoría.

Pero ayer, con el transcurso de las horas, las nubes desaparecieron y el miedo de quienes habían comprado sus entradas para el primero de los tres conciertos de la banda irlandesa desapareció, y marcharon esperanzados hacia el estadio de River Plate. Y aquellas palabras resultaron proféticas. En el show número 78 de "PopMart", el nombre de esta gira que recorre el mundo y que por primera vez trajo al grupo a Buenos Aires, tampoco llovió.

Pocos minutos después de las 22 se apagaron las luces del estadio y el machacante ritmo de "Pop Muzic" terminó con la ansiada espera. Finalmente, y después de varios intentos fallidos por traerlos a la Argentina, U2 daba el puntapié inicial a su primera presentación en Buenos Aires.

Ya habían pasado, en el anochecer, las actuaciones de los grupos soporte: Babasónicos (que salieron a escena poco después de las 19 e hicieron su parte durante media hora) e Illya Kuryaki (con 40 minutos de actuación, finalizados poco antes de las 21), ambos muy bien recibidos por la multitud que iba cubriendo el campo y las tribunas del estadio Monumental. También media hora de música disco que ofreció el mismísimo DJ Howie B, productor de "Pop", último disco de los irlandeses. Sólo faltaba que las verdaderas estrellas de la noche se hicieran presentes y le mostraran a las 45.000 personas que colmaron el estadio, lo que dieron en llamar el Pop Mart Tour.

En medio de un griterío ensordecedor y bajo la potente luz de los reflectores, Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. aparecieron entre la multitud y se dirigieron al escenario para realizar uno de los mejores y más completos shows que hayan arribado a estas tierras.

Ya sobre el escenario y con la imponente pantalla (de 17 por 52 metros) de fondo, la banda arrancó con "Mofo", es decir, con el sonido más moderno de esta nueva versión de U2. Para luego dar un giro de 180 grados y dejarle lugar al tema más añejo que el grupo presentó en este concierto: "I Will Follow", de su primer disco "Boy".

En el comienzo, los irlandeses fueron pura potencia y arrasaron tema tras tema, sin dejarle respiro a un público fanático y entusiasta, que coreó cada una de las estrofas de las canciones. "Gone", "Last Night On Earth", "Even Better Than The Real Thing", y "Until The End Of The World" produjeron el efecto deseado en la audiencia. Dos temas pertenecientes al álbum "Pop", y dos de "Achtung Baby", los discos más representados en este concierto.

Al mismo tiempo, las imágenes reproducidas en la pantalla no dejaron de sorprender y asombrar a todos los presentes. Una oleada de intensos colores combinados con animaciones al mejor estilo "por-art" de los sesenta hipnotizó al público.

Entonces, el éxtasis inicial parecía haber pasado. Pero no. Fue el turno de los primeros clásicos del grupo, y otra vez la emoción y la algarabía estallaron entre la gente que no paraba de saltar y bailar. La versión 90 de "New Year Days", y el sentido "Pride (In The Name Of Love)", conformaron uno de los pasajes más memorables del recital.

Un grupo numeroso de Madres de Plaza de Mayo se instaló en el estadio para cumplir con el compromiso que Bono hizo público ni bien llegó con sus compañeros el domingo último a Buenos Aires:invitarlas al escenario durante su megashow porteño.

Fue así que, al cierre de esta edición, una treintena de Madres se aprestaba a participar del espectáculo, acompañando a los músicos durante el último tema:"Mothers Of Disappears" ("Madres de desaparecidos").

Bono vistió a cientos de fanáticos

Identificación: fue notable la cantidad de espectadores que eligió mimetizarse con su ídolo máximo mediante la indumentaria.

Cuando la espera concluyó y todo el estadio de River se unió en un solo grito de celebración porque la larga vigilia había terminado y U2 finalmente estaba en la cancha de River, la imagen de Bono no necesitó espejo alguno para reflejarse y reproducirse decenas, cientos de veces.

No fue una ilusión ni un espejismo. Si un dato llamó la atención a simple vista en la primera noche de música del grupo irlandés en Buenos Aires fue la enorme cantidad de chicos que llegaron a River vestidos de los pies a la cabeza como el cantante de U2.

Todos ellos cuidaron hasta el mínimo detalle: el pelo bien corto, los anteojos amarillos, los pantalones de cuero. Como si quisieran, literalmente, meterse en la piel de la figura con la que festejaban la noche más esperada.

El entusiasmo del público no se agotaba en el potente torbellino musical que los cuatro irlandeses entregaron. Parecía, además, que todo el estadio estaba celebrando una victoria contra los pronósticos más pesimistas en materia meteorológica y contra la lluvia, que después de descargarse sin piedad durante tres días seguidos, dejó lugar como por arte de magia a una noche sin agua ni nubes demasiado amenazantes.

Los primeros de la fila pudieron entonces guardar finalmente las carpas en las que se guarecieron durante una larga espera. Habían pasado toda la noche anterior a la del show pensando en conseguir, una vez dentro del estadio, el mejor lugar para ver a sus ídolos. Muchos de ellos llegaron desde el interior, y entre los más entusiastas se notaba la inconfundible tonada cordobesa.

Apertura con sorpresas

Las puertas de River se abrieron a las 16, pero no sin superar algún inconveniente inesperado. Es que pocos, dentro de la organización, previeron que ayer fue el Día del Empleado Deportivo y hubo menos gente de la prevista para atender el tema de los controles y el ingreso. Pero, con el tiempo, las cosas se normalizaron y, en los momentos previos al número fuerte del show, los inconvenientes del comienzo pasaron inadvertidos.

Dentro del estadio la actividad era febril y no dejaban de encontrar motivos para llamar la atención de los espectadores, en su gran mayoría jóvenes de entre 18 y 30 años.

La promoción, ante todo

Mientras activistas de Greenpeace recolectaban firmas para un petitorio en favor de la energía eólica y en contra de la energía nuclear, algunos promotores inundaban el campo de volantes publicitarios. Pero no promocionaban ningún recital inminente, sino las virtudes de una "hot line" desde la cual, a través de una línea 0 600, se podía hablar con una tal Pamela.

No menos llamativo era el "merchandising" que se ofrecía en distintos puestos o a través de vendedores que caminaban por la cancha. Por cifras que iban desde los cinco hasta los 25 pesos, podían comprarse prendedores, llaveros, almohadillas para el "mouse" de la computadora, gorras, remeras y hasta preservativos que lucían alguna imagen de U2.

No abundaron las banderas, a excepción de una, con los colores patrios de Irlanda, que enarbolaban los integrantes de un club de admiradores cerca del escenario. Con mucha tranquilidad, sólo alterada por el paso peligrosamente cercano a la cancha de varios aviones, la cancha se fue poblando de a poco y cerca de las 21, cuando finalizaba la actuación de los Illya Kuryaki, ya había no menos de 30.000 personas en River.

Una hora después, la cifra llegaba a 45.000. Eran las 22 y, puntualmente, Bono, Clayton, Mullen y The Edge salieron a la cancha. Una fiesta que se prolongará hasta mañana por la noche acababa de comenzar.

Radio y TV

El paso de U2 por la Argentina no pasará inadvertido a través de la radio y de la televisión. Está previsto que hoy, a partir de las 9 y hasta el cierre del recital, en los primeros minutos del sábado, la radio Rock and Pop emita en forma directa toda su programación (que arrancará con el programa "Cuál es") desde la cancha de River. Por supuesto, el broche de esta jornada especial será la transmisión en directo, y en forma completa, de la segunda de las tres actuaciones de la banda irlandesa.

En cuanto a la TV, mañana, a las 22, podrá verse la actuación de U2 en Buenos Aires por Telefé. Para ese programa especial el canal grabará las imágenes del recital de mañana, aunque, para evitar cualquier contingencia, anoche también se registró la totalidad del concierto. Será la tercera vez, durante este "Pop Mart Tour", que la pantalla chica filma un concierto de la banda. Las dos anteriores tuvieron lugar en Sarajevo (luego vistas entre nosotros por el canal de cable HBO)y en México.


Nosotros te conmoveremos

Un show caliente combinó última tecnología y mucha emoción. Ante casi 60 mil personas, los cuatro irlandeses más famosos mostraron cómo es el futuro del rock en los estadios.

Pop. Dos letras P que son como esas figuras que se colocan a modo de sostén, a ambos lados de una fila de libros. Una letra O capaz de englobar a todos esos libros y a muchos más. Una letra que de O pasa a ser globo terráqueo, luna, pelota de fútbol, símbolo masculino, símbolo femenino, y carrito de supermercado. Eso es lo que se ve en la pantalla. Eso, las dos P y la O mutante, mientras un hombre disfrazado de boxeador (bata azul de seda con vivos dorados, larga y con capucha, y muy apropiada remera estampada con falsos pectorales de patovica) baila como Ray Sugar Leonard, tira piñas al aire como un peleador callejero fanfarrón y canta como una estrella de rock, pero de las que tienen algo para decir.

Y ahora va y dice que está buscando al niño Jesús entre la basura. Y también: Madre, vos me abandonaste y me hiciste alguien.

U2 acaba de subir al escenario de River y ya desde la primera canción a la que le pone la voz, Bono (el boxeador que canta) empieza a trazar al revés el círculo que culminará, dos horas y veinte minutos más tarde, con la presencia sobre el escenario de las Madres de Plaza de Mayo, cuya presidenta, Hebe de Bonafini, le había dicho al cantante el día anterior: Nuestros hijos nos parieron. Cuando ellos desaparecieron, nosotras nacimos. Estamos en una de las últimas escalas del Pop Mart Tour, la gira que U2 comenzó en Las Vegas el 25 de abril del año pasado y con la que está presentando su disco Pop.

Estamos, hay que decirlo de una vez, ante el show de rock más fenomenal, excitante y conmovedor que haya pasado por Buenos Aires.

Tanto, que resulta difícil (más allá del lugar común ese según el cual una imagen vale más que mil palabras) poner los datos técnicos sobre un papel sin sentirse ridículo y relatar los sucesos sin pasar por un narrador meramente anecdótico. Por ejemplo: antes que Bono comience a cantar la canción Mofo (la de buscar al niño Jesús, la de la madre que abandona a su hijo), dos himnos pop remixados Made in U2 (la Misión: Imposible del argentino Lalo Schiffrin, y el clásico Pop Muzik) comenzaron a calentar el ambiente. Corridas fogosas al costado izquierdo del escenario, y el grupo que entra por allá, caminando entre miles de incrédulos, por un pasillo de metal y carne de guardaespalda que desemboca en una pasarela. El baterista Larry Mullen sube primero, lo siguen el bajista Adan Clayton, el guitarrista The Edge y el boxeador Bono. Mientras, en la pantalla más grande del mundo (51 metros por 17 que cubren la totalidad del escenario) sucede lo de la palabra Pop, diez cañones de luz le apuntan al cielo y Bono canta Mofo y tira piñas.

¿Pasó todo esto? Ver para creer: el show acababa de empezar y, de seguro, cada una de las 60.000 personas que allí estaban reparó en algo diferente. Una lista de temas escrupulosamente construida se llevó los aplausos mayores y los coros más vigorosos cuando hizo lugar para los hits de los 80. -New Years Day, (Pride) In the Name Of Love, All I Want Is You; es decir: Día de año nuevo, (Orgullo) En nombre del amor y Todo lo que quiero sos vos-, dejando siete casilleros para temas del disco Pop. En ese largo recorrido tuvimos a Bono conmovedor y conmovido en I Still Havent Found What Im Looking For (Todavía no encontré lo que estaba buscando, con encendedores tapizando el estadio y Bono pidiéndole al iluminador que baje las luces de escena), a Bono Fidel Castro hilvanando un mantra larguísimo en Bullet the Blue Sky/ Disparen al cielo azul (el cantante prendido de un paraguas estampado con la bandera de Estados Unidos pero dado vuelta por el viento, e intercalando frases de Nosotros te conmoveremos de Queen) y siguiéndolo en Please (Por favor), para llegar a un final olímpico en Where the Streets Have No name (Donde las calles no tienen nombre).

Intervalo y... ¡dance! Un remix perfecto de Lemon (Limón), y el esperado truco tipo David Copperfield: los cuatro U2 saliendo de un limón gigante convertido en bola de espejos. Discotheque pura. River bailaba y bailaba. El mambo se cortó con la delicada pasión de If You Wear That Velvet Dress (Si te pusieras aquel vestido de terciopelo, pieza mayor del disco Pop) y el hitazo With or Whitout You (Con o sin ti). El final, se sabe, llegó con las Madres de Plaza de Mayo en escena, recibiendo de regalo la insuperable canción One (Uno), y dejando para el cierre Madres de los desaparecidos, con Hebe de Bonafini, ahora sí, cambiándole al boxeador la capucha (palabra fea) por un pañuelo blanco. Dos horas y veinte minutos, entonces, de: cinemascope pantalla gigante, grandes canciones, sensación montaña rusa y video game, llanto, baile, coros, abrazos, un hombre magnético en el micrófono y un hombre magnífico en la guitarra. Un show de rock completamente nuevo, que sube al máximo todas las apuestas y deja chiquito al Voodoo Lounge de los Rolling Stones en tamaño e ideas. Es que además de la parafernalia escénica, el arsenal tecno con el que decidieron hacer biónicas sus últimas canciones sigue funcionando como una puerta de entrada a nuevos mundos, al rock del mañana que seguramente no hagan ellos. Y reclama ojos y oídos abiertos, atentos.

El Pop Súper Mercado (bajo su arco dorado de tantos metros de alto y con esa pantallaza atrás y con el limón del espacio exterior y con sus picardías, ironías y disfraces) al final tenía un muy buen producto en oferta: el conjunto de rock irlandés U2. Tal como lo resumía el crítico del The New York Times Jon Pareles hace casi un año, cuando ese Titanic rock que es el Pop Mart comenzaba a navegar: Bajo un arco dorado, sinceramente U2. De una u otra manera, nosotros te conmoveremos. Eso es lo que dicen a cada rato, con cada canción, con cada iluminación, hasta cuando callan. Y está bien... Boxeador, lo lograste.

Fuente: Clarín.com


Terminó la fase argentina del Pop Mart Tour

U2 y una despedida con sabor a triunfo

Fueron tres conciertos brillantes y sin precedentes. La banda irlandesa conmovió con su música, su despliegue escenográfico y tecnológico, y su permanente adhesión a los derechos humanos.

Pasó U2. Y para los que hayan visto alguno de sus shows, ya nada volverá a ser lo mismo, al menos en cuanto a recitales en estadios se refiere. Su Pop Mart Tour (el espectáculo con el que giran por todo el mundo y que trajeron a la Argentina) es una suerte de cátedra de la que deberán aprender, de ahora en más, los que se dedican al mismo negocio que la banda irlandesa.

Un negocio en el que los U2 no dudaron en invertir millones de dólares y que, con los resultados a la vista, les da un rédito doble, económico y artístico. Por un lado, las fabulosas ganancias; por el otro, la certeza de estar haciendo un espectáculo único.

Porque de eso se trató: por aquí no se vio nada igual. Un show concebido para las masas, para que pueda ser visto por todos los asistentes al estadio y no solamente por los que están adelante. Un show que empieza por la música (más allá de grandiosidades, la base son sus buenas y personales canciones) y que sigue en esa enorme pantalla que no sólo amplifica el recital, sino que le da muchísimos matices -desde íconos de la cultura pop, como Lennon o Marilyn, a esa particular evolución del hombre... que termina con un carrito de supermercado-. Como también es otro matiz ese enorme limón, que deviene bola de espejos y luego nave espacial con los U2 dentro. En fin, todo puesto en función de entretener y que bien puede ser definido como un verdadero espectáculo multimedia.

Y, quedó claro, que además de la música, lo de los irlandeses pasa también por el compromiso. El compromiso político. Viejos militantes de Amnesty Internacional y de Greenpeace, desde antes de llegar a la Argentina venían manifestando su interés en conocer a las Madres de Plaza de Mayo. Y no fue una visita en plan formal, sino en plan de tomar partido: grabaron un video para ellas y les pidieron imágenes que proyectaron en los tres shows. En el primero las hicieron subir al escenario, en el segundo Bono habló de ellas con el público y en el tercero, el recuerdo (y el homenaje) fue para José Luis Cabezas. Del mismo modo, los tres conciertos terminaron con Bono cantando El pueblo vencerá. Puede parecer un poco demagógico, pero igual no se privó de hacerlo y eligieron finalizar los shows bien abajo, cuando la consigna en los estadios es terminar siempre con un hit.

Ahora vendrán los Oasis, volverán los Rolling Stones, pero va a ser muy difícil (¿imposible?) que superen la sorpresa y la grandeza de este Pop Mart Tour.

Fuente: Clarín.com


Hace 15 años veía por primera vez a U2 en vivo, fue la confirmación de un amor incondicional con la mejor banda de rock de todos los tiempos, jamás olvidaré esa primera vez, inolvidable, única, irrepetible. ¡Gracias por tanto U2!