La banda irlandesa y Apple se asociaron para impactar en el mercado global con un disco gratuito Songs of Innocence
Todo se dio como suele suceder en estos tiempos veloces: en apenas segundos. Apple presentó con bombos y platillos una nueva versión de su codiciado iPhone; el grupo U2 actuó en vivo sin previo aviso y lanzó sorpresivamente su nuevo álbum, el primero en cinco años, de manera gratuita para los usuarios de iTunes (500 millones de personas); Apple recuperó algo del terreno perdido en los últimos tiempos en el negocio musical ante competidores como Spotify y YouTube; Bono y compañía volvieron a lograr un alto impacto mediático y llamaron la atención de las nuevas generaciones; todos (artistas y empresarios) se sumaron así a la búsqueda de nuevos modelos de negocio en la industria del entretenimiento. En un abrir y cerrar de ojos, U2 mordió la manzana.
Lo que viene es la carta abierta de Bono que explica por qué hicieron lo que hicieron y algunas impresiones sobre el álbum "más personal" en la historia del grupo; un repaso por las diversas variantes de lanzamientos discográficos con los que los músicos intentan captar la atención del público en la era digital y el adelanto de cómo es Songs of Innocence, el álbum número trece de U2, uno de los últimos dinosaurios del rock de estadios que se resiste a desaparecer.
"Esta semana terminamos nuestro nuevo disco, que se llama Songs of Innocence. Estamos muy entusiasmados con él, pero la pregunta ahora es cómo hacemos para que le llegue a la mayor cantidad de gente posible, porque de eso se trata lo que hacemos", le dijo el martes Bono al CEO de Apple, Tim Cook, luego de una sorpresiva actuación de la banda irlandesa en medio de la conferencia en la que la multinacional presentó una nueva versión de su celular, en California. "Tengo entendido que tienen 500 millones de suscriptores en iTunes así que... ¿ustedes se lo pueden hacer llegar?", inquirió el cantante, en plan sitcom en vivo. "Si se lo damos gratis, sí", respondió enseguida el ahora número uno de Apple. "OK, pero primero vas a tener que pagar vos por esto... Porque no veo a nadie por aquí que haga música gratis", cerró el paso de comedia Bono y, tras una cuenta regresiva de cinco segundos, el nuevo álbum de U2, el primero en cinco años, estaba disponible, de manera gratuita, para esos 500 millones de usuarios de la empresa, en 119 países.
Así las cosas, esta semana U2 y Apple no sólo cerraron un acuerdo millonario, beneficioso para ambas partes tanto en el plano económico como en el estratégico, sino que escribieron un nuevo capítulo del manual Cómo llamar la atención y lograr impacto mediático con un lanzamiento discográfico en la era digital.
Desde aquel "pagá lo que quieras" con el que Radiohead lanzó su álbum In Rainbows en 2007, hasta la sorpresiva salida del último disco de Beyoncé, en diciembre de 2013, sin ningún tipo de anuncios y en formato "álbum-visual", los artistas han encontrado diversas estrategias para que su música llegue a las casas de sus seguidores, pagando por ello algo, poquito o nada.
Bono, viejo zorro del espectáculo, entendió hace tiempo que el dinero ya no circula por los caminos discográficos, sino que atraviesa el circuito de las giras: su último tour, el 360° que pasó por el estadio de La Plata en 2011, recaudó 736 millones de dólares en 110 conciertos, rompiendo su propio récord y convirtiéndose en la gira más taquillera de la historia. De allí se desprende que este acto de aparición junto a Apple será apenas el publicitado puntapié inicial para una nueva vuelta por el universo de los irlandeses en los próximos dos años.
"Parte del ADN de esta banda siempre ha sido el deseo de llevarle nuestra música a la mayor cantidad de gente posible", escribió el cantante en una carta publicada en el sitio oficial de la banda. "(Apple) compró este disco para regalárselo a sus usuarios. Es gratis, pero fue pagado", aclaró, como para dejar firme su posición sobre la discusión de si se debe o no pagar por la música en estos días de downloads a un clic de distancia.
La carta cierra con la promesa de más trucos "innovadores" para el futuro inmediato, pensados junto a Apple para "transformar la manera en que la música se escucha y se ve". Por lo pronto, anunciaron que la salida del álbum en formato físico será el 13 de octubre, que incluirá un librito de 24 páginas y tendrá una edición de lujo con un segundo CD con las versiones acústicas de las canciones y cuatro temas adicionales.
Clásico instantáneo
"Queríamos hacer un álbum muy personal", le confesó Bono a la revista Rolling Stone -que a través de su prestigioso crítico David Fricke, le colgó las cinco estrellitas de clásico a Songs of Innocence-. "El disco tiene una cohesión lírica que creo que es única entre los álbumes de U2. No quiero que se entienda como un álbum conceptual, pero las canciones vienen de un lugar. Edge se rió de todo esto y dijo que éste es nuestro Quadrophenia." Pero no solo The Who ronda por este disco centrado en los años de inocencia de los músicos. Los irlandeses nombran a los Ramones -el tema uno y simple del disco se llama "The Miracle (of Joy Ramone)"-, invocan el espíritu de The Clash y David Bowie y homenajean a los mismísimos Beach Boys en una de las mejores canciones del álbum.
Esta nueva sociedad entre Apple y U2 llega para celebrar los diez años de su primer emprendimiento conjunto (en 2004 y todavía con Steve Jobs a la cabeza, Apple lanzó el iPod U2, que incluía toda la discografía del grupo, con canciones inéditas y su flamante álbum, How To Dismantle An Atomic Bomb) y como suele suceder, ya tiene sus primeros críticos. Músicos ingleses consideraron la movida "totalmente invasiva" y las redes sociales se colmaron de mensajes repudiando la acción: "Me desperté esta mañana y encontré a Bono en mi cocina, tomando mi café, vestido con mi ropa y leyendo mi diario", decía uno de los tuits más irónicos que recopiló la revista especializada New Musical Express.
Bono, que ha sabido mantener los ojos del mundo sobre su pequeña humanidad durante las últimas cuatro décadas, lo hizo de nuevo.
Con Songs of Innocence, U2 no sólo sale a pescar a una nueva generación de seguidores con la red que le proporciona Apple y sus 500 millones de usuarios, sino que también lo hace con once canciones repletas de anzuelos apetecibles, listos para que el escucha desprevenido los muerda con placer. En su disco "más personal" desde lo lírico, los irlandeses apuestan por un sonido ciento por ciento radial, con melodías épicas que recuerdan cuánto le deben bandas actuales como Arcade Fire o Imagine Dragons a estos cuatro músicos cincuentones y que serán la delicia de los DJ de turno -de hecho, la edición física del álbum que llegará a partir del 13 del mes próximo, incluirá varios remixes-.
Como es habitual en sus discos, la apertura no podía ser más auspiciosa. Una canción hitera, con un coro de voces pegadizo y uno de esos riff filosos y distorsionados con los que The Edge corta a menudo la compacta base de bajo y batería que conforman Adam Clayton y Larry Mullen Jr.. Una banda con casi cuarenta años en la ruta que viaja en el tiempo para reconocerse adolescentes escuchando a los Ramones. La luz de sus vidas. El milagro. De eso se trata el tema que abre el disco: "The Miracle (of Joey Ramone)", homenaje a ese hombre alto y desgarbado que hizo que Bono se animara a cantar. "Encontré mi voz a través de Joey Ramone, porque yo no era el obvio cantante punk-rock ni siquiera un cantante de rock. Yo cantaba como una chica y escuché a Joey, que también cantaba como una chica, y ese fue mi camino", dijo en estos días Bono sobre el tributo explícito a Ramones.
De allí en más, el cantante se escuda en sus propios recuerdos y en los de sus compañeros, para crear un álbum autobiográfico que viaja al pasado para sonar actual. Para ello, contó con cinco productores de gustos variados: Danger Mouse, Paul Epworth (Adele), Ryan Tedder (One Republic), Declan Gaffney y Flood (un viejo colaborador del amigo de la casa Brian Eno).
Con sus memorias como materia prima entonces, Bono canta acerca de su madre (que falleció cuando él tenía apenas 14 años), de la música que lo influyó en su adolescencia ("This Is Where You Can Reach Me" está dedicada a Joe Strummer, de The Clash), de su primer amor ("Song For Someone"), de las calles que lo cobijaron durante sus años de inocencia ("Cedarwood Road" vendría a ser su "Penny Lane"), de su primer viaje a Los Angeles con la banda (en "California (There Is No End To Love)", que arranca con una brillante armonía coral a lo Beach Boys) y hasta de la Dublín de atentados con coches bomba ("Raised By Wolves"). Por último, Songs of Innocence cierra con "The Troubles" y la única colaboración del álbum a cargo de la joven y exitosa cantante sueca Lykke Li.
Estribillos para cantar a los gritos, líneas de bajo contuntendentes, la guitarra más punzante de Gran Bretaña de los últimos treinta años y una voz inconfundible en busca del fraseo perfecto. De eso siempre se trató la música de U2 y ese sigue siendo su gran secreto.
Fuente: LaNacion.com.ar