En la edición de esta semana de "Dusting 'Em Off", Josh Terry repasa "Under A Blood Red Sky", el mini disco en vivo de U2, por su 30º aniversario. Tres décadas después, la grabación sirve como una cápsula del tiempo para una banda mucho más pequeña con aspiraciones incomparables, solo cuatro jóvenes de Dublín atrapados en un día lluvioso en Colorado. Por supuesto, se han convertido en algo mucho más grande que eso.
Es 2013, y U2 se ha establecido desde hace tiempo como una marca internacional, casi tan reconocible como McDonald’s, Coca-Cola, o Apple. De hecho, U2 fue casi indistinguible con Apple con su iPod temático y el castellanizado "Vertigo" musicalizando los comerciales del iPod. Sin embargo, en sus humildes inicios en 1976, los pelilargos adolescentes de Dublín, Paul "Bono" Hewson, Adam Clayton, David "The Edge" Evans, y Larry Mullen Jr. quisieron ser la banda más grande en el mundo. Luego de tres discos, se embarcaron en su primera gira como artistas principales en 1983, presentando su último y más aclamado disco hasta entonces, War. El disco en vivo de esa gira, Under A Blood Red Sky, celebra su 30º aniversario esta semana. En el se documenta a una banda al borde del estrellato pero sin escenarios elaborados y líderes mundiales en la marcación rápida. Se llegaría a vender millones de copias, empujando a U2 a ser la enorme banda de rock que ellos habían pretendido ser.
Lanzando su disco debut Boy en 1980, los U2 se diferenciaron de sus influencias, con una sofocante colección de canciones autobiográficas sobre la pérdida de la inocencia y específicamente, la pérdida de la madre de Bono, que falleció en 1974. Aunque emocionalmente resonantes en canciones como "I Will Follow" y "Out Of Control", líricamente Boy no estaba allí todavía, principalmente a causa de que Bono tomaba apuntes de Iggy Pop, que improvisaba letras durante su actuación. Aun así, Boy fue un auspicioso inicio a lo que sería una enorme carrera, con la prensa ya entusiasmada con el cuarteto. Su seguidor, October, dejó brevemente al aire fuera de la burbuja. Mientras que tuvo sus momentos, fue empañado por el robo de las letras solo semanas antes de grabarlo. Por eso, October se lo siente sin terminar. En 1983, el tercer disco, War, fue una declaración de lo que U2 estaba tratando de hacer, y los impulsó a la posición 1 en los rankings británicos y a mantenerse en el Top 20 en los rankings de Estados Unidos durante todo el año.
En el inicio de una obsesión por el paisaje norteamericano, evidente en lanzamientos posteriores como The Joshua Tree y Rattle And Hum, U2 enfocó el paso de su gira por Denver para grabar y filmar un concierto en Red Rocks, un lugar especialmente escénico en una estructura rocosa en las afueras de la ciudad. La fecha tuvo un imprevisto con una constante lluvia previo al show, tanta fue la lluvia que la cancelación fue una de las posibilidades que se tuvo en cuenta. De hecho, los soportes The Alarm y Divinyls ni siquiera tocaron. Habiendo demasiado dinero puesto en la producción, U2 siguió adelante, a pesar incluso, que apenas un poco más de la mitad del lleno total se presentó. Lo que siguió fue una emocionante actuación, típica de U2, una que la Rolling Stone terminó ubicándola en su Top 50 de los momentos históricos del rock.
Sorpresivamente, Under A Blood Red Sky toma grabaciones de tres conciertos distintos. "Gloria" y "Party Girl" son las únicas canciones grabadas en Red Rocks, mientras que el resto fueron grabadas en Alemania, y solo "11 O'Clock Tick Tock" se grabó durante su paso por Boston al principio de aquel año. Fue una decisión inteligente condensar el set y editar solo un mini LP. En vez de sacar un concierto completo, la banda cuidadosamente seleccionó ocho canciones que representaban su prometedora discografía inicial. Se secuenciaron fuera de orden, con "Gloria", un corte tomado de la segunda mitad del set de Red Rocks, ubicada como apertura. Se ajusta, ya que abre October, pero más que eso, la canción sirve como un perfecto ejemplo de la excepcional habilidad de Bono de trabajar a un público, tanto es así que se puede escuchar a la audiencia cantar el coro en latín. El disco incluso contiene dos lados B, "Party Girl" y "11 O'Clock Tick Tock", es difícil saberlo pero considerando la reacción del público y las energéticas actuaciones de la banda, hace fácil visualizar a Bono pavoneándose en el escenario.
El reconocido productor Jimmy Iovine trabajo las ocho canciones en Under A Blood Red Sky. Perfectamente hábil en capturar la intensidad y el clima de iglesia de los shows de U2, Iovine mezcló las instrumentaciones nítidas con los sonidos eufóricos de públicos delirantes. Como en las mayorías de las ediciones de U2, The Edge se destaca con su brillante y minimalista guitarra inspirada en la magia de Pink Floyd y Television. En "I Will Follow", el primer single de Boy, y en la selección de Under A Blood Red Sky, The Edge prueba que es la base de la banda con sus riffs conductores, que llenan el espacio con atmósferas altamente texturadas. Teniendo en cuenta el grado en que las canciones de War se destacan en comparación con el material anterior, no es de sorprender que "New Year's Day" sea una de las más memorables ofertas del disco. También, en un disco repleto de himnos, el mitin de puñetazos y alaridos, "Sunday Bloody Sunday" aun golpea más fuerte, con Bono dándole a la canción la seriedad emocional que merece. "40" que cierra War también lo hace con Under A Blood Red Sky, con una línea de bajo ondulante y las voces pastorales de Bono, finalizando en una nota de corte con el público cantando.
Las imágenes del concierto completo de Red Rocks fueron editadas un año después en VHS como U2 Live at Red Rocks: Under A Blood Red Sky. MTV se percató de la emotiva interpretación de "Sunday Bloody Sunday", con Bono agitando una bandera blanca como una declaración para poner fin al conflicto con Irlanda del Norte, y esta recibió una constante rotación a lo largo del año. Mirando la cinta, Bono exuda carisma, a pesar que la severidad con la que se toma a sí mismo hace que la actuación sea un poco recargada, especialmente a la luz de los ridículos cortes de pelo ochentosos de los integrantes de la banda. En un momento accidentalmente chistoso, Bono alegremente brama, "¿Saben quién es él? ¡Es The Edge!" antes de un solo de guitarra al inicio de "Out Of Control"; entonces dos canciones después en "An Cat Dubh", Bono presenta a Adam Clayton, "¡Este es el bajista!" Incluso con estos momentos, la actuación es encantadora y esclarecedora, especialmente sabiendo el estatus de otro mundo de la banda hoy en día. Es fácil imaginar a esta banda llenando estadios en todo el mundo después de este pintoresco y con antorchas concierto a medio llenar en Colorado.
Después de Under A Blood Red Sky, U2 continuó su rápido ascenso con The Unforgettable Fire y The Joshua Tree, el segundo aun se mantiene como el de mayor venta al día de hoy. Aunque U2 sigue siendo una banda imponente en vivo, incluso luego de una primera década del 2000 mediocre musicalmente, son sin duda mucho mejores en vivo ahora considerando los enormes y elaborados shows de luces y de estructuras llamativas que respaldan sus actuaciones. Ahora, 30 años después, Under A Blood Red Sky sirve como un buen recordatorio de un grupo más modesto, uno que parece un poco subestimado comparado con la pretensiones mostradas en el film Rattle And Hum de 1998. Todavía tenían excelentes himnos para agitar banderas y un poco de pomposidad, pero no tenían los records de ventas o el apoyo mundial que los respalde. Funciona porque para esas crecientes estrellas de rock irlandesas, todo eso no importaba.
Fuente: ConsequenceOfSound.net