El show, registrado este año en Chicago, demuestra la más que buena salud de la banda, una excelente manera de prepararse para marzo, si es que ya tienen entradas.
Un rápido racconto: primero, el single Vertigo y la subsiguiente edición de How to Dismantle an Atomic Bomb. Después, la comprobación de que U2 se toma su tiempo, pero termina sacando discos que confirman una y otra vez su excelente salud. Enseguida, la apertura del Vertigo Tour y las noticias que hablaban de otro show para el recuerdo. Después, la encantadora novedad de que esa gira llegará a la Argentina, la confirmación de un doblete en River apenas unos días después de The Rolling Stones. Y entonces, la venta de entradas, las largas colas, el embotellamiento feroz en Internet y la venta telefónica, y los largos días que aún faltan para las citas del 1º y 2 de marzo. Con semejante cúmulo de novedades centradas en Bono, The Edge, Larry Mullen Jr. y Adam Clayton, ¿podía pensarse en alguna otra cosa, algo más que agregara decibeles al estado general de arenga que vive el rockero argentino de buen paladar? Sí, todavía podía aparecer algo. Algo llamado Vertigo 05-Live from Chicago: un DVD que da una adecuada idea de lo que podrá verse en el césped del Monumental.
Y después de ver ese devedé, ¿cómo hacer para no enfermarse de vértigo, cómo se hace para evitar la tentación de incendiarle la cabeza a todo el que pase cerca, agarrarlo de los hombros y gritarle como un poseído “uno, dos, tres, catorce!!! ¡¡No te podés perder a U2!!”? A tal punto llegan los efectos de este En vivo desde Chicago que retrata los shows ofrecidos por el cuarteto irlandés en el United Center de esa ciudad estadounidense (hogar de los Chicago Bulls del basquet NBA y los Blackhawks del hockey sobre hielo), los días 9 y 10 de mayo de este año. Como en aquel Popmart Tour que, en 1998, demostró en la misma cancha de River que se puede aunar contenido artístico y gran espectáculo, esta gira de U2 vuelve a hacer honor a la gran puesta en escena, pero sustentada en canciones sólidas como un tanque. Una gran parafernalia de luces y sonido, sí, pero que ilumina y amplifica un repertorio que va de los rescatados An Cat Dubh / Into the Heart (del debut Boy, de 1980) a las enérgicas canciones de How to dismantle..., poderosas como Love and Peace or Else o tan sensibles como Sometimes you can’t Make it on Your Own. Dos horas y cuarto, 25 canciones y la sensación de estar viendo, por qué no, a una de las mejores bandas del mundo: la TV empieza a echar humo.
Y en el medio esos muchachos, que cuando lleguen a la Argentina estarán al borde de cumplir treinta años juntos. A pesar de tanto recorrido, U2 tiene un pulso vital vigorizado –y no desgastado, como suele suceder con tantos grupos– por el paso del tiempo. Es cierto, a partir del formidable ZOO TV el cuarteto entró en la dinámica de los grandes conciertos: las giras Zooropa, Popmart y Elevation parecieron apuntar al bigger is Better, pero lo más rescatable en cada salida a la ruta no fue cuántos más chiches vestían al escenario, sino la renovada fortaleza del grupo en cada paquete de conciertos. Sucede lo mismo con este Vertigo, donde la voz de Bono puede sonar por momentos algo más resquebrajada –como en Pride (In the Name of Love), tan llena de agudos–, pero con una carga emotiva que eriza la piel, y con el conocido dominio escénico del cantante, a quien suelen ningunear los cantantes ingleses amantes de la cara de asquito pegados al pie de micrófono. The Edge, fue dicho una y mil veces y sin embargo no pierde sentido, es un guitarrista sencillamente único, dueño de un sonido y un toque que va mucho más allá de aquella utilización originaria del delay. Mullen Jr. y Clayton, que llevan con mucha dignidad la “maldición” de tener a semejantes compañeros de puro carisma, podrían estar tocando en dos continentes distintos y aún así sonar a tempo. ¿Cómo un grupo integrado de esa manera no va a sonar de un modo tan contundente, preciso, balanceado?
Las pruebas están en esta cajita mágica que permite llevar la experiencia a casa y estarán al alcance de los sentidos en Núñez, ahora nomás, a la vuelta de las fiestas y las vacaciones. Arrancando con City of Blinding Lights y estallando con Vertigo y Elevation, el show deja con la boca abierta desde la puesta (diseñada por Willie Williams), que incluye una “cortina de luces” que hace parecer a la gran pantalla del Popmart un elefante rengo y muestra al grupo en un escenario semicircular, con una gran pasarela que se interna entre la gente y propicia el contacto directo. A lo largo de la noche, entonces, suenan cosas como New Year’s Day, y Where the Streets Have no Name, One (que cierra el bloque central del show), y Zoo Station, The Fly, Mysterious Ways, All Because of you y una tripleta de Love and Peace or Else, Sunday Bloody Sunday y Bullet the Blue Sky que deja sin aliento. Y en el final, el reciente Yahweh y el añejo 40 cierran el círculo y provocan un último estallido en el United Center y en el living de casa, donde el ocasional auditorio del sillón favorito pega un salto eufórico, busca al que tenga más cerca y empieza de nuevo: uno, dos, tres, catorce!!!
¿Cuánto falta para marzo?
Fuente: Página/12 Web