La cumbre del G-8 es una reunión anual de las personas más poderosas del mundo en el cual dos cosas se cumplen siempre: una foto de un grupo de gente odiosa es tomada y donde nadie se divierte. La noche de julio de 2005 cuando la cumbre a empezado en Gleneagles, en Escocia, Bono pensaba que estaría bien tener motivos para cambiar un poco. U2 había planificado un concierto en un estadio muy cerca de Edimburgo, y Bono, como ya es costumbre, había invitado a casi todo el mundo que estuviera interesado para visitarlo, esto explica como George Clooney, portavoz de Hollywood, y Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundíal y arquitecto de la guerra de Irak, acabaron juntos en la misma sala. “Podría haber sido un poco molesto” declaró Clooney. “De hecho esperábamos que lo fuera”.
En algunos minutos más U2 tenía que subir a escena, Bono merodeaba por los parajes y se hecho sobre el sofá, pero no sobre los cojines como podríamos esperar sino directamente colgado del apoya brazos como un animal de compañía. Entonces empezó a hablar sobre el interés común que había juntado a Clooney, Wolfowitz y casi todos los que habían acudido a Escocia ese día: Convencer a los países industrializados a ayudar a 1.000 millones de personas a salir de la miseria absoluta. Las palabras precisas de Bono sobre esto han entrado en la historia. “No podía dejar de observarlo”, declaró Clooney. “No se inmuta. Es, digamos, como si uno se encontrara en su salón a su colega, sabe que es una rock star a nivel internacional y que tiene en el corazón las mejores intenciones para el resto del mundo”. Wolfowitz añade: “El conformismo y la arrogancia son los enemigos si queremos que las cosas se hagan y Bono sabe como hacer las cosas”.
Este tipo de “colisiones” placenteras tienen lugar bastante a menudo cuando Bono se encuentra por el lugar. Ashley Judd se ha mezclado en una habitación verde en un concierto de U2 con Dean Kamen, el inventor del scooter Segway el mejor de todos los inventos para ricos. Bill Gates se reúne en un pub y se hace llamar “Bad mother …” (hijo de …) por Diddy antes de comprender que era como un cumplido. Entendámonos, si nos fiamos solamente por la capacidad de Bono de reunir personas poderosas en una habitación, con celebridades, para seguidamente soltarles un discurso sobre obligaciones morales, sería una pequeñísima parte que el cantante, en su guerra contra la miseria a nivel mundíal, un bonito titulo pero limitado en su poder. “Si uno quiere ser realmente eficaz, se debe poner sobre la mesa algo más que el simple encanto” subraya Rick Santorum, senador republicano conservador de Pensilvania. “Lo importante es que Bono comprende sus problemas mucho mejor que el 99% de los miembros del Congreso”.
Conocer los hechos es crucial -precisa Bono- se tiene también que conocer a su público. Cuando Bono come con el presidente Bush, como ha hecho últimamente en octubre, Bono cita las santas escrituras y habla de pequeños proyectos en África que tienen muy controlados para llevarlos a cabo con éxito. Después, le reclama más dinero para poder llevarlos a buen puerto. En el despacho del senador Dick Durbin, un demócrata de Illinois, habla de multiletaristo y como ayudar al desarrollo, recuerda al resto del mundo la grandeza de América. Después pide más dinero, en estadios le dice a la gente que lo ve, que tendrán la suerte de hacer que la miseria sea pasado. Después U2 toca “One”.
El gran don de Bono es utilizar lo que ha convertido su carácter encantador en célebre, la claridad de su voz, su capacidad de tocar a la gente en su corazón combinado con los tratos importantes con la clase política y la atención obsesiva al detalle, colocar todo esto junto llamando a todos, poderosos de este mundo y fans de su música, para encaminarse hacia una cosa grandiosa en su complejidad. Aunque hay también los que tachan a sus concierto por el mundo de proyecto vanidoso de una celebridad con chupete, el hecho es que Bono consigue resultados. En Gleneages donde Bono y su cuerpo de políticos militantes, DATA, se han reunido con 5 de los 8 jefes de estado en la cumbre del G-8 que ha aprobado 50.000 millones de dólares en ayuda extranjera -25 de los cuales son para África en concreto- y la obtención de una promesa casi universal para permitir el acceso a los medicamentos retrovirales para cerca de 10 millones de personas afectadas por el HIV.
Bono técnicamente no ha conseguido solo todo esto, “pero es difícil de creer que la mayoría de todo esto se consiguiera sin el”, afirma el primer ministro canadiense Paul Martin. Bien que los políticos, los académicos y los militantes continúan sin ponerse de acuerdo sobre la mejor manera de luchar contra la pobreza y la enfermedad en los países en vías de desarrollo, la contribución de Bono ha sido forjar, a lo largo de los últimos diez años, un sorprendente consenso duradero sobre la necesidad de hacer algo. “La única cosa que desestabiliza es el tener que escuchar un rock star irlandés hablar sobre estos asuntos” declaro Bono.
El lastre no es un calificativo comúnmente atribuido a las estrellas del pop. Bono de 45 años, pasa las noches levantando los pies de su público, pero fuera del escenario, tiene los pies muy bien en la tierra. Una mañana, algunos días antes del aniversario de la muerte de John Lennon, Bono esta de pie en el balcón de su apartamento en Nueva York donde ve el Central Park. “Sabe usted cual es la canción de Lennon que menos me gusta?, pregunta, “Imagine”. Al principio se trata de pensamientos rigurosos de cómo deberían ser las cosas, pero la gente que le ha robado la idea han hecho de eso un himno de ilusiones. Estoy en contra de las ilusiones. La odio”.
Bono se inclina por las grandes declaraciones, pero una parte de su encanto viene del hecho que no es alguien que intimide. Hay algunos rockeros que entran en una habitación con una especie de sexualidad, pero Bono no es de esos. Bono es un chico guapo bajito que usa zapatos con alzas y balancea sus brazos ampliamente mientras anda, parece accesible y suave, como un cojín en el interior de un sombrero de cow-boy. No es lo que la gente espera de el, y eso es lo que les da tranquilidad.
Hoy con U2 en la ciudad para un concierto en el Madison Square Garden, Bono tiene el raro privilegio que quedarse en una de sus propiedades, un apartamento en el tercer piso que a comprado a Steve Jobs (también tiene residencias en Dublín y al sur de Francia). Se estira debajo de un dibujo gigante de Chisto representando las Gates (no Bill ni Melinda sino las instalaciones del Central Park), envuelto de obras de arte. Es un día genial para perder el tiempo pero no tengo elección. “Tengo muy poco tiempo para mi solo”, dice justo antes que seis personas hagan su aparición en el salón con un equipo de videoconferencia para hablar del anuncio de la próxima campaña de consumo para el desarrollo de África. Ton Lantos, un representante de los demócratas de California, pasa también con su hija pequeña. Bono y Lantos tienen suficiente confianza para que el congresista, seguidor del genocidio, haya animado a Bono a cualificar de indiferencia universal del genocidio cuando describía la repuesta apática del gobierno para dispersar las ayudas por África. “Soy muy sensible a las personas que abusa de esta analogía” precisa Lantos. “El me ha convencido de su legitimidad”.
Ya han pasado más de dos decenios desde que Bono se presentó en la escena mundial tanto como líder, y exige atención como ninguna personalidad viva. Cuando llega a la colina del Capitolio; sus movimientos en el pasillo están entrecortados. Los miembros de los grupos de presión que le salen a su encuentro, por ejemplo Mitch McConnel de Kentucki militante a favor de la disidente birmana Aung San Suu Kyi, una Premio Nóbel de la Paz que ha inspirado a U2 para la canción “Wak On”. El resto es intuición. Bono llega sin escolta, acepta los regalos (un libro encuadernado en cuero de Seamus Heaney por Patrick Leahy, una copia enmarcada del discurso del Plan Marshall por Colin Powel), hay que ser hospitalarios. Posa en cada foto de grupo, y sus notas de agradecimiento están escritas a mano rápidamente. Lleva lo que le gusta. “Me niego a ser otra cosa que no ser yo mismo”, dice, “Tiro la ropa a los pies de la cama. Si nadie se las llevara ni las lavara, las cosas probablemente se estropearían”.
Hace 20 años, la noción de Bono sobre política era casi inimaginable. En el año 1985, U2 participo en el Live Aid, el concierto organizado por Bob Geldof para disminuir la hambruna de África. Ya en aquel entonces, fue aclamado como un enorme logro, de algún modo ha permitido a la gente de tomar conciencia de lo que pasaba al otro lado del mundo, viendo a Tina Turner y bailando con Mick Jagger. Después del concierto, Bono y su esposa Ali Hewson pasaron seis semanas trabajando en un orfanato en Wello en Etiopía. El lastre de la guerra, de la hambruna, pero también la corrupción como el resentimiento que numerosos africanos tenían respecto a los extranjeros no informados con sus complejos de mesías le superaron. También la estupidez de pensar que un solo día cantando era suficiente. Pero U2 estaba en camino para convertirse en el grupo más grande del mundo, y Bono se implico mucho más con África en su empresa de buenas intenciones.
En 1997 recibió un informe dado por un abogado del desarrollo, Jamie Drummond, que decía que si el Live Aid había conseguido unos 200 millones de dólares, Etiopia ya solamente pagaba 500 millones de dólares de deuda anual a las instituciones del primer mundo. Después de contactar con Drummond, Bono firmó y abanderó el Jubileo 2000, una campaña basada en la iglesia nacida en Inglaterra que pedía a los gobiernos de usar el mileno como oportunidad de anular la deuda del tercer mundo. Bono que pasaba la mayoría del tiempo, fuera de las giras, en su casa con su mujer y cuatro hijos en Dublín, empezó a volar a Washington, el fin de semana al Banco Mundial con su amigo Bobby Shriver, uno de los hijos de Eunice y Sargent Shriver. Finalmente la persistencia de Bono, fue tomada en serio por el economista Jeffery Sachs. Después de conocer el problema Bono se puso manos a la obra, empezó a hablar en público, implicándose con la administración de Bill Clinton con el fin de que la anulación de la deuda estuviera en el punto de mira de la política americana, relacionada con el mundo en vías de desarrollo. Esto funciono: a mitad de su mandato, Clinton acepto borrar 6.000 millones de dólares de deuda.
Bono estaba muy contento hasta que se entero que no había conseguido nada. El congreso no había aprobado la decisión. “La primera vez que desembarque en Washington”, recuerda Bono, “He preguntado ¿quién es Elvis aquí?, ¿Con quien tengo que hablar para cambiar el mundo?, He descubierto que aunque el presidente dijera que sí todo convencido, el no era Elvis. Es el congreso que manda realmente en América”.
Gracias al cuñado de Arnold Schwarzenegger, Shriver, Bono tuvo un encuentro con el republicano de Ohio, John Kasich, un conservador financiero. “Nuestro primer rabino de derecha”, así lo definió Bono a Kasich. Por lo tanto, han hecho falta una docena de visitas al Capitolio para que Bono ganara influencia. Al principio, ni los demócratas le hacían un sitio en su agenda. La líder de la minoría en la Casa Blanca, Nancy Pelosi le dio un poco de su tiempo mientras esperaba su vuelo en el aeropuerto de Dulles, “En muy poco tiempo he visto un profundo conocimiento que era impresionante combinado a una profunda convicción”, declaró Pelosi. “Quiero decir, ha venido a Dulles”. Los republicanos tenían tendencia a ser escépticos, también Bono cortejó a los miembros de sus equipos, la mayoría de ellos tenían su edad o un poco menos y habían crecido queriendo a U2. “Washington esta muy jerarquizado”, dice. “Las reuniones son de igual a igual, pero vengo del rock. Si quiero tomar algo con alguien, que me parece interesante o gracioso, tomo ese vaso con el o ella”.
En ese momento, Bono se apoyaba en un equipo improvisado compuesto de Drummond y de Lucy Matthew, otra británica salida del mundo de los desinteresados, que lo encontraría, no importara donde tocara U2 y abierta a la política más campechana. “Nos ha dicho que apoyaría esta causa durante toda su vida” recuerda Matthew, “y que era el momento de convertirse en una verdadera organización”. Bob Geldof, uno de los amigos más cercanos a Bono, un doble acrónimo que significa el posicionamiento del grupo y el nexo entre el desarrollo del mundo sin lucro (deuda, sida, comercio justo, África) y los resultados orientados hacia el mundo político (democracia, contabilidad, transparencia en África) el nombre estaba también dirigido hacia el interior: Nada de ilusiones, solamente hechos en toda su complejidad.
Para asegurarse que DATA estuviera bien separada del estigma de la vanidad, Bono refusó financiarlo. Después de conseguir un millón de dólares de la fundación Bill&Melinda Gates, George Soros y un hombre de negocios especializado en informática Ed Scott, DATA tuvo derecho a verdaderos despachos y contrato a activistas como Tom Sheridan, un demócrata un experto en asistencia doméstica, y Scott Hatch, una antiguo asistente de Tom DeLay que dirigía el comité de la campaña nacional de los republicanos. Los empleados que se encargan del papeleo, mientras que Hatch, Sheridan y Shriver organizan cenas bitartitas íntimas (un ejemplo de la lista de invitados: los senadores Jesse Helms, Patrick Leahy y Orrin Hatch; el antiguo presidente del Banco Mundial Jim Wolfensohn; el secretario de estado del gabinete de la administración Clinton, Larry Summers) para cimentar los conocimientos y dar ánimos para creer al menos que cada uno de ellos podía comprometerse. Las respectivas esposas estaban invitadas también para completarlo todo, Bono podía decirle a una amiga de otra esfera cómo es la Reina Noor de Jordania de pasar. “Su primera responsabilidad es el no ser aburrido”, señala. “¿Porque los pobres no tienen derecho a tener parte de representación?
Todo esto contribuyo a preparar a Bono para el desafió más astuto de su poder de persuasión: La Administración de George W. Bush. Cuando Bush ha tomado sus funciones en el 2001, los grupos de desarrollo presuponían que la deuda externa, el sida y el comercio justo para África figurarían en el ultimo lugar en su agenda, en parte porque el propio Bush ya había dicho que seria así. Pero Bono había forjado muy bien demasiadas parejas extrañas para contentarse con abandonar. Y se entero que algunas puertas de la Casa Blanca estaban abiertas para el.
“La llave tiene un cierto punto, esta es la fe”, declara Mike Gerson, asistente del presidente para el planning estratégico de la política. Gerson y el director del presupuesto Josh Bolten son creyentes evangélicos que creen que existe un imperativo bíblico para ayudar a los pobres del mundo. Por parte de la consejera nacional de seguridad Condoleezza Rice, han abierto un dialogo con Bono y terminaron convenciendo a Bush de hablar con el. “He traído mis niños de 8 y 10 años, a su primer concierto de rock en Washington” declara Gerson. “Primero hemos visto a Bono y el ha dicho “Estoy encantado que me hayas elegido para vuestro primer concierto. Estoy un poco acatarrado esta noche. Necesito que me hagas un favor. Si notas que mi voz baja un poco, quiero que reces por mí” esta es la evidencia que es un hombre de bien”.
Nacido de una madre protestante y de un padre católico, Bono describe su fe como “confusa”. Cita las santas escrituras y hace reuniones con el papa Juan Pablo II y Billy Graham algunos de los más significativos. “Intento vivirlo no solamente hablar por que Dios tiene ya demasiados vendedores” dice. “Pero no puede escapar de mi convicción que Dios se interesa al proceso de la humanidad individual y colectivamente”.
Aun si ha dulcificado un poco a Bush apelando a su religiosidad, Bono ha igualmente empezado a hablar de la anulación de la deuda y la erradicación de la pobreza en una cabeza dura, en términos de intereses nacionales. Después del 11 de septiembre, DATA a tenido la oportunidad de trabajar a favor de una nueva política. África es 40% musulmana, y Tom Hart, director de las relaciones con el gobierno para DATA, auguraba que podría ser interesante tener amigos ahí. Cuando la administración a dicho que no tenía mucho dinero, los expertos políticos limpiaban las ONG mundiales y controlaban los proyectos pequeños para medir sus progresos. Cuando el problema de la corrupción ha sido levantado, DATA a propuesto un plan para alimentar un buen gobierno (“lanzar fondos para nuevas democracias, señor”, es así como Bono a interpelado al presidente). Con su perseverancia y su flexibilidad, DATA ha asumido la personalidad de su fundador.
La red de contactos de Bono no fue tampoco mal. En 2003, cuando el presidente Bush visito una clínica donde curaban el sida en Entebbe, en Uganda, fue recibido por un coro de niños que le cantaron “America the Beautiful”. Después una mujer llamada Agnes Nyamayarwo le contó cómo se había infectado por el virus sin saberlo y cómo se lo había transmitido a su hijo a su nacimiento. Los medicamentos contra el sida cuestan 40 dólares en Uganda, pero el gobierno destina solamente 7 dólares en cuidados por habitante al año. Nyamayarwo, enfermera, no podía permitirse conservar su hijo en vida. Cuando finalizó de hablar, Bush la abrazo. Se enteró que Nyamayarwo, era una amiga cercana de Bono desde su primer encuentro, ya hace numerosos años de eso. Bono declaró: “Tenemos gentes que salen de detrás los arbustos para los Bushes!!!!!”.
Con defensores en el interior del Congreso, y un empujoncito no muy suave del todo hay que decirlo, la administración Bush en 2003 lanzaba el Emergency Plan for AIDS Relief (PEPFAR -plan de urgencia para la eliminación del sida-) y el Millennium Challenge Corporation (empresa de desafió del milenio MCC) del presidente. En dos años, PEPFAR ha pagado medicamentos retro-virales de 400.000 africanos afectados por el sida, y el MCC se apresura a subvencionar la ayuda extranjera recompensando los países que se pueden salvar.
Bono estaba cerca del presidente cuando develó el MCC, y se quejó ruidosamente cuando estimó que estaba subestimado en fondos, (poco después el administrador de MCC, Paul Applegath fue reemplazado; DATA jura que en esto no ha tenido nada que ver en este asunto). “No son más que pasos de bebé” declaró Bono, “pero para hacer pasos de gigante necesitamos más que aplausos o gritos, necesitamos movernos”.
Una de las formas de poner en marcha el movimiento es crear un momento bien preciso. “Nos ha tomado varios años conseguirlo -cuando creíamos que era el momento fallábamos-. De echo este año ya estaba. Teníamos el 2005 en la cabeza ya hacía un tiempo”, precisa. Como en el 2003, Bono y otros habían elegido un número de manifestaciones políticas sin relación unas con otras, una cumbre del G-8 que tenía como maestro de ceremonias al primer ministro británico Tony Blair y su jefe de finanzas Gordon Brown (llamados por Bono los “Juan y Pablo del desarrollo mundial”), una reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC), una cumbre de las Naciones Unidas para hacer el recuento de los progresos del Millenniun Devolopment Goals, todos relacionados para sacar a la gente de la pobreza. Pero necesitaban que estuvieran relacionados y que hablaran de alguna cosa que cambiara el mundo. “Los políticos son hombres de espectáculo de alguna manera, pero no son muy buenos cuando se trata de interpretar una situación” declaró Bono. “Estos problemas necesitan tensión, peligro y que se sienta que pueden afectarnos. Todo esto proviene más de nuestro lenguaje que del suyo”.
Lo que ha seguido a esto ha sido que varias ONG de la comunidad del desarrollo han apartado sus diferencias y han lanzado campañas integrando un aviso (Make Poverty History en el Reino Unido, y ONE en los Estados Unidos) para sensibilizar a la gente de la pobreza en el mundo y conectar con millones de donantes en línea. Blair anuncio en el G-8 que obtendría 50.000 millones de dólares en ayudas y el 100% de la anulación de la deuda, y DATA hizo campaña con la Casa Blanca para compartir activamente, recordándoles que Blair había apoyado a la administración. Con su sorpresa no lo dudaron demasiado. Algunas cervezas con amigos del departamento del Tesoro, Drummond, Hart y el director político Erin Thornton entendieron las palabras al fin “¿Entonces, decirnos porque no podéis anularnos el 100% de la deuda?”, se presumía que la deuda era un sujeto muerto, “Pero de repente, esos tipos nos decían que pensaban que habían encontrado la solución”, declara Hart. “Habíamos invertido completamente nuestros papeles. Muy extraño”. Habían detalles para revisar y los chicos del Tesoro insistieron para que Bono no fuera informado durante un pequeño lapso de tiempo (es de los que no guardan un secreto mucho tiempo), pero la voluntad consiguió el 95% de la batalla.
Para terminar de arreglarlo todo, el G-8 coincidió casi el día preciso del 20 aniversario del Live Aid, y Bono quería crear un concierto para mostrar lo conseguido por el movimiento en 20 años. Bob Geldof “no quería repetirse”, precisa Bono, pero seis semanas antes de la cumbre tuvo la genial idea de montar conciertos gratuitos en cada país perteneciente al G-8. Después de un frenesí de persuasiones, las ciudades se presentaron, los sponsors se encontraron, y los grupos, de los cuales muchos tenían conciertos ya previstos ese día, fueron persuadidos de cambiar su itinerario y tocar gratis. “El encanto, la belleza y el hecho de que [Bono] escribió “Where the Streets Have No Name” nos hace venir de lejos” declaró Cris Martin, el cantante de Coldplay, una de las cabezas de cartel del concierto de Hyde Park en Londres.
Bono, mientras tanto, tiraba la traca final a los políticos, creando encuentros innombrables surrealistas con personas que no tenían ninguna razón de encontrarse en la misma habitación. Días antes de la cumbre, fue al 10 de Downing Street (la dirección del Primer Ministro Británico) y se entero que negociadores civiles del G-8 o “sherpas”, los cuales se encargaban de poner los acuerdos en un lenguaje muy preciso, se querellaban sobre la manera de pagar los 50.000 millones de dólares propuestos. “Tomábamos una cerveza” declaró Blair al TIME, “y acabábamos de decidir la manera en la cual íbamos a hablar con estas personas que habían conseguido realizar un trabajo tan importante, para darle importancia a eso”. “Después de esto”, Bono les pidió que “por favor fueran un poco más lejos recordándoles que en 20 años, esta semana será la que más orgulloso se sentirán en toda su vida”, Blair sigue diciendo: “Son personas más bien agrias que han trabajado en relaciones internacionales durante mucho tiempo, pero estaban muy muy entusiasmadas de espíritu”.
Justo un poco antes de la cumbre -la cual fue interrumpida por los ataques terroristas de Londres el 7 de julio- Bono hizo una parada en la suite del presidente Bush para un toque final. “Hay tantos problemas por los cuales es difícil saber lo que espera Dios de nosotros,” declaró Bono a Bush, “pero sobre este problema, ir en ayuda de los que cruelmente carecen de todo, sabemos que Dios nos dará su bendición”.
El 8 de julio, los poderosos de este mundo se pusieron de acuerdo para anular la deuda de los 18 países africanos más pobres y sobre el aumento de la ayuda al extranjero de 50.000 millones de dólares de aquí al 2010. Pero algunos militantes dicen que esto es insuficiente. El Dr. Kumi Naidoo, el sudafricano que presidía el paraguas internacional de Make Poverty History, escuchó que Geldof -proclamaba que el acuerdo sobre la deuda del 100%- era demasiado exuberante y puso los puntos sobre las ies diciendo que 50.000 era el numero de personas que morían sin necesidad cada día, quedaría en 37.000. El escepticismo de Naidoo subraya los límites de la obra de Bono: todo lo que se cumplió en Gleneagles era una serie de trabajos, cheques firmados pero no ingresados.
Lo que podría contribuir a cobrar esos cheques es un movimiento político sostenido, y Bono lo sabe. “Un día, le he preguntado a Bill Gates cuál era su meta a largo plazo para DATA” dice Bono. “Me ha dicho que esperaba que un día gente lo dirigiera desde los despachos”, Bono anticipa con el hecho que la campaña con la participación de famosos de ONE Campaign, que ha permitido reunir promesas de apoyo para poner fin a la pobreza en el mundo por 2 millones de personas, se convertirá un día en el “N.R.A de los pobres del mundo” pero es la hora que los economistas escojan un riesgo; no hay derecho de cotización y los intereses tienden a crecer o a decrecer según pasen las cosas en el mundo. “Yo creo verdaderamente que este movimiento representa nuestro futuro”, dice Bono, “pero no lo hemos conseguido por el momento”.
Esta es la razón por la que no para de trabajar, aunque esto signifique llegar hasta los límites de sus energías. Tarde muy tarde, en noviembre, el rock star estaba en un coche en el exterior de un Dunkin Donuts cerca de Ottawa, a punto de encontrarse para discutir con los hombres de leyes canadienses. El primer ministro canadiense, Paul Martin, el único miembro del G-8 que disponía de un plus de presupuesto, se había negado a hacer algo con lo que Bono y DATA esperaban desde hacía mucho tiempo: comprometerse a dar el 0,7% del producto bruto interno de Canadá para ayuda extranjera.
Numerosos países europeos hicieron promesas formales de cumplir con esta cifra para el 2005, añadiendo miles de millones para el futuro, consagrados a ayuda al extranjero, pero Martin había dicho que las cifras no se adaptaban aun al Canadá (los Estados Unidos dan un 0,1%). Bono esperaba hacer cambiar de opinión a Martin antes del fin de año.
Durante las dos horas de conducción desde Montreal, donde U2 había tocado la noche anterior, Bono ojeo varios de sus carpetas llenas de notas para preparar sus encuentros con los líderes de la oposición canadienses. Y le lanzo varias preguntas importantes a Drummond -“¿qué significa esta batalla de lumper ramollo (el nombre de leñador canadiense: lumber jack) entre Canadá y los Estados Unidos?- y ensayó con las frases destinadas a hacer que la prensa de la mañana se lo pasara bien, se imaginaba cuánto iban a reír. “Un mes para hacer algo o nada para Martin”, declaró Bono, suspirando, “no muy poético”.
Trata siempre de encontrar una reserva de energía. “Al día siguiente de un concierto, un agujero gigantesco se abre” dice entre dos lámparas y un café “si no tengo cuidado, me van ha comer”. En el exterior del Parlamento, Bono firma autógrafos y se encuentra brevemente con los líderes de ONG canadienses. Entonces conducido por la evidencia: ¿Cómo se siente frente al rechazo de Martin para aumentar la ayuda extranjera canadiense?, Bono duda un momento, esperando recordar algo que lo inspire. Entonces dice: “Estoy hundido” los flashes se disparan, “estar hundido convierte eso en personal”, murmura Drummond. “Es como el pasado compuesto, como si hubiéramos fracasado. Hemos agotado todo el oxígeno de la sala”. A los pocos minutos, las respuestas se encuentran ya en los informativos canadienses. Hablando, Bono mueve la cabeza. “Fulminado. Esto es una mierda”. Algunos días más tarde, Martin declaró que sí podría encontrar un medio de obtener ese 0,7%, lo haría. Añadiendo que comprendía la frustración de Bono, “El hace lo que tiene que hacer. Esta ahí fuera, empujando”.
En un cierto estado -puede que pronto- puede ser que Bono decida hasta que punto podía seguir haciendo presión. Pues es una de las personas más enérgicas de este planeta, Bono raramente tiene un momento para replegarse a descansar. Pero uno de los pocos momentos en los cuales no lleva las gafas de sol, largas ojeras aparecen debajo sus ojos. Meses durante su rutina a sido cambiada a causa de un disco que le pesaba a su espalda. “Es un rollo para mi ahora en este momento esto en sobrecarga continua” dice. Habla con sus hijos un día sobre dos cuando esta de gira, un arreglo a medias, pero ya esta acostumbrado, siempre a hecho esto. Por lo tanto añora a su familia profundamente. El grupo que ha sido introducido en el Hall of Fame en marzo pasado y una vez más le ha dado al botón del “On” a una de sus giras, que consiguen lo más impactante de la industria musical para el 2005, es habitual que esté presente sin esperarlo. “La buena noticia según nosotros es que prefiere consagrarse a la música, más que a nada” declaro Edge, el guitarrista de U2. “Y también que es inevitable”.
Para un hombre que se exprime cada noche a gran escala, Bono esta curiosamente tranquilo cuando habla de la manera que tiene de racionar la presión que se pone el mismo. “No hablo de esto con cualquiera”, dice. “Por supuesto no hablo de esto con mi grupo, es ya suficientemente problemático cuando hablo de esto en el escenario. Cuando llego a casa, tampoco hablo de ello. Cuando estoy con mis colegas, lo mismo. Pienso y me atribuyo suficiente tiempo para pensarlo durante mis instantes de reflexión. Es una de las cosas no muy sanas. Ha sido un año muy largo”.
Se podría imaginar a Bono perder su título del más grande militante en el mundo para volver a su rol precedente aparte de ser la más grande estrella del rock, si no fuera evidente que su felicidad y tranquilidad de espíritu dependen de las dos. Después de la decepción en Ottawa, Bono paso cuatro días en Acapulco con absolutamente nada importante que hacer antes de volver a la carga como un hombre nuevo. “Soy como un camello, guardo mi sueño en mi joroba”, dice. La interminable gira de U2, Vertigo Tour//2005 esta de vuelta en Boston, y desde su suite impresionante hay una vista panorámica de la capa de nieve que ha vestido la ciudad y peinado de un cielo azul infinito. Después de haber paseado rápidamente por las tiendas del Boston Common, es hora de ponerse al trabajo.
Una manera de, en parte, hacer que los líderes cumplan con su promesa de una ayuda de 50.000 millones de dólares es decirlo en la calle. Otra, es enseñarles que esta ayuda tiene su lógica. El empleo del tiempo de esta jornada es relativamente de bajo consumo; no hay poderoso del mundo, no hay estrellas del cine, solamente conversaciones con expertos académicos y de desarrollo en Harvard y M.I.T. que podrían alimentar los buenos ideales políticos y los hechos catalíticos de DATA. En Harvard, Bono es felicitado por el presidente Larry Summers, un escéptico al principio con Bono cuando era secretario económico con Clinton. Pero ahora convencido, es increíble ver que el presidente de Harvard, felicita a una estrella del rock con abrazos y diciendo “Hey tío, ¿qué hay de nuevo?”.
Después de comer con los profesores y una rápida conversación sobre las colaboraciones en curso, Bono y su equipo se dirigen hacia M.I.T. con el fin de encontrar el Poverty Action Lab (laboratorio de acción contra la pobreza), un nuevo grupo que se especializa en el modelado de objetivos, una de las cosas que apasiona a Bono. Michael Kremer, un Gates (como Bill y Melinda) profesor de ciencias aplicadas, abre con un ejemplo como los problemas de un laboratorio:
¿por qué los niños pobres no van al colegio?. Sabe que la salud es un factor esencial. Una cuarta parte de los niños del mundo tienen teniasis. Tratarlos cuesta 3,50 dólares por estudiante. “Así, si se cura a cada niño en ciertos lugares, se consigue que el ausentismo en clase caiga un 25%. También se reduce en los colegios más próximos” declara Kremer, “pues las tenias no se propagan ya. Es una excelente lección”.
Erin Thornton, directora política de DATA, se pregunta cómo debe el laboratorio dirigir sus búsquedas. No lo hace y el por qué es que el laboratorio esta interesado en encontrar gente que lo apoye y que puedan guiar y transmitir sus estudios a los dirigentes que toman las decisiones.
Finalmente, Bono no se aguanta más, “¿Saben que hemos luchado con la campaña, con las palabras, con resultados medibles?”, “¡Y lo que tienen ahí es algo que puede cambiar el mundo! Es lo que necesitamos hacer...”, y otra vez durante un minuto. Hay pausas rítmicas entre sus frases, algunas han sido estudiadas y dulcificas por docenas de reuniones similares, pero otras golpean el aire por primera vez y se cargan de tensión. El efecto global es musical. Bono se dirige a una habitación llena de economistas, matemáticos y expertos en política y les hace levitar. Cuando termina, la habitación se llena de un silencio durante un momento.
Entonces una risa, como si todo el mundo estuviera en un parque de atracciones, “los hechos”, dice, “son muy bonitos”. Pero solamente Bono puede hacerlos cantar.
Fuente: Foro de U2 Valencia