El disco nuevo de U2 es una obsesión por la muerte – pero es un éxito. Bono, bajo fuego por sus asuntos impositivo, responde a sus críticos y tiene cosas sinceras para decir acerca de su familia, también. Por Jonathan Dean.
Recientemente, Bono ha estado preocupado acerca de cómo será recordado cuando muera. “La pérdida de David Bowie me afectó profundamente,” dice. “Y Leonard Cohen, a quien no conocía tan bien como a David, pero conocía a Leonard.” Ambos cantantes recibieron vibrantes despedidas, y los tributos fueron 99% positivos. Eso no sucederá para Bono.
“En tu funeral, nadie habla acerca de tus logros,” dice con tristeza. “Hablan acerca de si fue divertido o no. ¿Fue agradable con sus hijos? Así que me estoy alejando de preocuparme mucho acerca del legado, en lo que respecta a U2 o a mi propio trabajo, para estar más preocupado por lo que mis hijos y amigos piensan de mi.”
Me encontré con Bono en San Pablo el mes pasado en la terraza de su hotel, el día anterior a otro recorrido por el disco clásico de la banda, The Joshua Tree, para su gira de 2017. Una mujer en la audiencia se desmayó. Modelos posan para selfies. Owen Wilson estaba ahí, con unos atrevidos pantalones floreados, cantando con su triste corazón abierto “With Or Without You”. Cuatro hombres aporreaban al cielo nocturno cada vez que U2 tocaba un hit, que fueron muchos.
Cuando le mencioné a Bono esos cuatro hombres, preguntó si me había encontrado con Javier Bardem. Así es como su conversación siguió, una avalancha verbal a través de “Quién es quién”. Bardem, explica, es un “campeón del air drummer”. Tira nombres todo el tiempo, desde “el Macca” a su “amiga muy cercana” Dena Dunham. “La foto de abajo fue tomada por la supermodelo Helena Christensen. También tiene un directorio telefónico desordenado y una memoria desordenada, también: las respuestas llegan, pero nos toma una era en llegar. Vestido de pies a cabeza de negro y gafas polarizadas, es como si estuviera preservado, no como el punk de hace 37 años, sino como el dios del rock pavoneándose y haciendo las delicias de los 90. Está como viviendo y respirando taxidermia.
Hombre de experiencia: Adam Clayton, Bono, Edge y Larry Mullen de gira en Brasil (Foto: Helena Christensen)
Dos semanas después de encontrarme con Bono, la bomba de los Paradise Papers cayó. Fue nombrado en ellos por usar una “firma con base en Malta para invertir en un centro comercial lituano.” Fue una acusación de evasión de impuestos contra el chico del póster por los moralizadores súper ricos.
Su vocera insistió en que no había delito, pero aun está etiquetado como un hipócrita. Le escribí por e-mail para preguntarle cómo se sintió con eso. “Creo totalmente en la transparencia y no tengo interés en que mis inversiones esté ocultas, en Lituania, Malta o donde sea,” respondió. “Esta inversión fue en 2006, y mi nombre ha estado visible para las autoridades relevantes.” Agregó que fue parte de un impulso de 2013 de dar acceso a la prensa de quién posee qué y dónde. “No quería entonces, y tampoco ahora, ser cómplice de un sistema que está fuera de control en términos de su oscuridad. Creo que puedes ser un inversor, así como también un activista – no tiene nada de malo en ser alguien que cause problemas.”
Un intento de salvar el prestigio, entonces, es por eso que el legado de Bono está lejos de ser seguro. Para los que no son fans se lo ve como un santurrón de dos caras. A los fans, francamente, no les importa. U2 ha tocado para 2.7 millones de personas en la gira de este año, y su popularidad y mega riqueza significó que ellos (y yo) huyeran del estadio de San Pablo con una escolta policial, a un hotel exclusivo que habían cerrado para su equipo y entorno. Cuando arribamos, de alguna manera el bajista Adam Clayton ya se estaba paseando por el vestíbulo con un kimono suelto.
Bono no se ayuda a sí mismo, pero hay que admitir que su ganancia de dinero va bien. El ejercicio de su marca (RED), por ejemplo, ha producido más de 465 millones de dólares para el trabajo contra el SIDA en África. Algunos de sus impuestos podrían haberse evitado, claro, pero con la otra mano, distribuye fondos para las causas necesitadas. Es utilitarismo matemático para molestar a Jeremy Bentham por meses.
Sin embargo, sin importar lo molesto que pueda estar Bono, he conocido a suficientes personas desesperadas por desestimar todo su trabajo solo porque odiaron ese momento en el que un disco no querido de U2 apareció en sus iTunes. “Pretendí en el pasado que eso no hería mis sentimientos, pero hubiera podido,” dice cuando se le pregunta sobre la percepción pública de él y su banda. “Pero no creo que le moleste a nadie más.”
Es revelador, entonces, que encontré a Bono frágil de cerca. En el escenario, es cualquier cosa, pero aun desde las grietas en su voz a las historias grabadas en su piel, llena todos sus 57 años. Nuestra reunión ocurrió antes de que se publicaran los Paradise Papers, pero ya parecía espiado. No estaba sorprendido. Hay pistas de su estado de ánimo en Songs Of Experience, el inminente disco de U2, su 14º, que tiene canciones compuestas para aquellos de los cuales más se preocupa: su esposa, Ali; sus cuatro hijos; Jesús. Son las letras oscuras, llenas de alusiones a la muerte, las que perduran.
“He tenido algunos intentos de golpes de gracia,” admite Bono, casi como con un susurro durante mucho de la entrevista. Un serio accidente de bicicleta en 2014 fue ampliamente reportado, seguido por las muertes de Bowie y Cohen. ¿Fueron eso los dichos golpes?
“No, hubo algunas cosas, pero no voy a entrar en detalles,” dice, antes de detenerse, pensar, recuperarse nuevamente. Hace esto mucho. “Todo el mundo tiene un roce con la mortalidad, y no quiero entrar en modo telenovela, pero dije, ‘Está bien, puede que no sea indestructible’.” Asiente cuando sugiero que fue una llamada de atención. “Un momento para parar y, en esa pausa, pensé, ‘Voy a ver la mortalidad y cómo afecta la manera de ver a mi familia, amigos y fe’.”
A este punto, esta sorprendente línea en la terrífica “Light Of Home” – “Oh, Jesús, si aun soy tu amigo” – es difícil de ignorar. ¿El roce de Bono con la muerte lo alejó de Dios? “Mi curiosidad me lleva a lugares peligrosos, y he sido indiferente al respecto,” admite. “En parte por mi fe, pero luego sentí que la fe está fuera del alcance. Fue en la última Navidad, y me sorprendió. La creencia es absurda, pero la tengo, y pensé, ‘¡Estoy teniendo miedo!’”
“Fue nuevo, y me di cuenta que no quería morir. Quiero pasar tiempo con mis chicos. Hay canciones que quiero escribir, cosas para las que puedo ser útil. Entonces, cuando admití mi miedo, mi fe retornó.”
U2 nunca ha sido una banda sutil, ni ha pretendido serlo. El rugido y la furia de hits de los 80 como “I Will Follow” aun siguen en pie, aunque su poder musical se volvió más parco después de Achtung Baby (1991), con su fuerte humor y experimentación sónica. Para el vertiginoso “Vertigo” de 2004, los cuatro de Dublín se habían vuelto la banda más grande del planeta, pero su música se había vuelto más vaga y con rellenos épicos. Songs Of Experience es un regreso muy fuerte. Con la escurridiza guitarra de Edge, es lo más simple que ha sido durante años.
“Tienes que ver la lujuria del rock progresivo,” dice sonriendo Bono, mientras cita Tapestry de Carole King y me canta una de sus nuevas canciones como si fuera una balada de piano de ese disco. El actual sonido de la banda, entonces, es optimista, pero a menudo Bono suena perdido. Tristemente, en algún punto, canta: “El final está aquí.”
No solo es su apocalipsis personal al que se dirige después de todo; y al abordar al reciente apocalipsis liberal, su franqueza está realmente en su rostro. Toma “The Blackout”, un pistoletazo militar con la línea “La democracia está de espaldas,” seguido por: “¿Es este un evento de extinción?” Es tan sutil como quemar una efigie de Trump. Este verano, un show de U2 en St Louis fue cancelado a causas de disturbios raciales. ¿Cómo Bono, un neoyorquino a tiempo parcial, siente el país que lo afectó cuando era un niño en Dublín lo cambió en 2016?
“La gente está actuando como si algo hubiera muerto,” dice. “Es dolor. La muerte de la inocencia. Y mi ángulo es, ‘¡Bien!’ Ahora puedes comenzar. Porque vivíamos con la idea de que las cosas se volverían más justas. Los derechos de las mujeres. Los derechos de los homosexuales. Simplemente estaba sucediendo. Entonces se detuvo.”
¿Fue la complacencia? “Sí,” dice enfáticamente. “La gente creyó en la evolución espiritual por sus propios medios, pero no hay evidencia para eso.”
En febrero, en su segundo trabajo como un filántropo, Bono fue criticado por una sesión fotográfica con el vicepresidente Mike Pence. No ayudó el hecho que elogió al político por “ir al grano”, incluso si Bono insiste en que no se refería en ese día, después de un vuelo nocturno, a las actividades en general de la nueva administración. De cualquier manera, la reunión fue extraña. El esfuerzo de Pence por una “mordaza global” corta la ayuda a las mismas mujeres en pobreza que la campaña Poverty Is Sexist que Bono busca ayudar. ¿Por qué diablos conocerlo?
“Mike Pence es una persona en la que creo que puedo trabajar,” dice Bono. “Puedo no estar de acuerdo con él, pero creo en él cuando habla. Tengo simpatía por los idealistas. Si puedes ampliar la apertura de ese idealismo, son capaces de apasionarse, digamos, por el medio ambiente o la gente pobre. Y los liberales deben tener cuidado con la atroz despreocupación de la gente que tiene opiniones completamente conservadoras.”
Una reunión con Trump, sin embargo, no está en las cartas. “No puedo reunirme con él porque no dice la verdad. Tengo buenos amigos en el Partido Republicano… Terminarán en lágrimas, y la gente se verá avergonzada de que la Oficina Oval se convirtiera en la WWE.”
Como un Forrest Gump con agallas, Bono se ha reunido con la mayoría de los políticos más importantes de su era. Algunas relaciones fuertes seguirán siendo así. Acerca de Aung San Suu Kyi, sin embargo – por quien U2 escribió una canción – me dijo: “Hasta que no le hable, no quiero decir mucho [sobre la crisis de Rohingya].” Esperaba llamarla por teléfono y que volviera a mi con un resumen de su postura, pero ella no aceptó su pedido de una llamada, lo que llevó a una declaración de la banda sobre mentes explotadas y corazones rotos. Cuando habla sobre ella, sin embargo, o de Estados Unidos, o de sus esperanzas frustradas después de la Primavera Árabe, está claro que mucho por lo que luchaba se derrumba a su alrededor.
Menciona una cita del activista Wael Ghonim: “El poder de la gente es mucho más fuerte que la gente en el poder.” Es hermosa, dice. Su voz tiembla. “Resultó no ser cierto.”
Al día siguiente, en la habitación de Edge, el segundo U2 más famoso está usando su gorro reglamentario y toca una guitarra eléctrica frente a la TV. Es un estudio portátil. Alegre y recio, ¿ha estado preocupado por Bono últimamente?
“Sí,” dice solemnemente. “Cuando tu amigo pasa por un trauma que pudo haber sido fatal, por supuesto que estás preocupado. Claramente, estamos en una edad donde tenemos que pensar acerca de nuestro bienestar, porque cuando ves a tanta gente – no mucho más viejo – simplemente muriendo, es como, OK…” Se detiene. “Empiezas a ponerte los cinturones de seguridad por primera vez.”
Acerca de Songs Of Experience, Edge dice “la simplicidad es donde está la música” ahora, y ofrece al disperso disco Anti de Rihanna como inspiración. “Es tenso,” dice del disco nuevo. “No hay ideas a medio terminar.” Tiene razón: los temas son mucho más probados que programados. Por eso las letras se presentan en un escrutinio minucioso. Una canción, “You’re The Best Thing About Me”, acerca de Ali, la esposa de Bono desde 1982, tiene una coda colorida de “¿Por qué me estoy yendo?”
¡Eso va a causar titulares! ¿Está preparado? “Lo estoy,” dice el cantante. “Pero nunca quise hacerle a Ali el flaco favor de una canción sentimental, así que en lugar de eso escribí una crisis de mediana edad. Es un retrato de un idiota.” Continúa explicando que tuvo una pesadilla en la que dejaba a su familia. “Me desperté llorando. Fui a la cocina y dije, ‘Ah, pobre mascota. Y te fuiste, ¿verdad?’ Me burlo bastante en casa.”
Bono, tengo que admitir, es dulce cuando habla acerca del hogar. Ahí es donde, en sus hijas Eve and Jordan, ve esperanza para el mundo. “¡Sal del maldito camino!” Gruñe aprobatoriamente por una lucha unida que ve en las mujeres ahora, con marchas y movimientos recientes. “Es el cambio más importante, la marea creciente para levantar a todos los barcos – mujeres.”
Como una señal de actitudes cambiantes, Irlanda tiene previsto celebrar un referéndum sobre el aborto. “Mis hijas están muy involucrados,” dice acerca de la votación, planeada para el próximo año. “Pero decirles a las mujeres lo que tienen que hacer con sus cuerpos es inaceptable, y creo que los irlandeses lo saben.” ¿Hará que su voz se escuche más cerca de ese momento? “No lo se,” dice. “Puede que no quieran mi pancarta ahí. ‘Está bien, Bono. ¡Nos encargamos de esta!’”
Sonríe. Es mucho más consciente del crédito que le dan los críticos y satíricos. De vuelta al disco debut de U2, Boy, Bono cantó: “Sentí que el mundo podría llegar lejos / Si escucharon / Lo que dije.” Supongo que ha sido arrogante desde los 20 años. Le parece gracioso, diciendo que la línea es “de un humor encantador y nostálgico – ese es uno de los mejores discos debut… que alguna vez hicimos.” Sonríe, pensando de nuevo en esa jactancia profética de una línea. “Sí,” dice, levantando la ceja. “¿Cómo estamos en ese proyecto?”
La terraza se llenó de aficionados. Algunos tratan de darle a Bono una canasta de productos lácteos hechos por las mujeres brasileñas oprimidas, mientras un fan con un tatuaje de U2 realmente quiere que vea su brazo. Estas personas llorarán cuando muera, pero ¿cuál será su legado más amplio? ¿La estrella que llena estadios que ayudó a los enfermos y pobres, o “ese hipócrita” que le dijo a la gente cómo comportarse? Algo divisivo para tiempos divididos.
Noel versus Bono
El mes pasado, Noel Gallagher me contó una gran historia sobre salir con Bono. Tiene a la casa de Bono, un discurso del presidente irlandés, un avión privado, París y Gallagher prendiendo su TV para ver a Bono hablando con el Presidente Macron. “Lo leí,” dice Bono, sonriendo. Gallagher dijo que la sesión de tres días lo dejo arruinado. “Bueno,” dice Bono, “Noel es irlandés en todas las maneras más inspiradoras, pero está perdiendo eso que llamamos ‘hollow leg’ [Frase usada para denominar un depósito imaginario para alguien que se excede en alcohol sin mostrar signos de efecto]. Realmente no bebe tanto. ¡Yo pensé que era un día tranquilo!” Sobre Gallagher: ¿Le gustará que lo llamen liviano?
Fuente: TheTimes.co.uk