Bueno, al menos brevemente. En la noche de un martes en un estadio marcado por bombardeos, la banda irlandesa de rock U2 realizó el primer gran concierto pop que se celebrara en la ciudad en recuperación de Sarajevo desde el final de la guerra de Bosnia, con la esperanza de borrar las tensiones étnicas que habían abrumado Yugoslavia, al menos solo por la duración de un concierto.
"Si hay algún mensaje, es uno simple, uno banal," le explicó Bono a la CNN. "Es que la música está más allá de la política."
Como es sabido, los esfuerzos humanitarios globales de Bono le harían ganar luego una reputación, no buena, como la de un "mesiánico salvador" y por demás de ambicioso, un trotamundos coleccionista de proyectos vanidosos. En 2002, la tapa de Time preguntaba descaradamente, "¿Puede Bono salvar al mundo?," y en 2009, el Daily Mail se quejaba que mientras Bono era ciertamente un apasionado por condonar de la deuda de países del tercer mundo, él actuaba "como si tuviera toda la solución en sus pantalones de cuero." Pero U2 no fue a Sarajevo con planes de salvar a la nación o revertir el curso de la historia. Traer un gran momento para algunos jóvenes por unas cuantas horas fue lo suficientemente bueno.
Sarajevo había emergido apenas dos años antes del más largo asedio de la historia militar moderna. Los agresores serbios habían rodeado la ciudad por 44 meses entre marzo de 1992 y diciembre de 1995, haciéndolos sufrir de hambruna y abusos a los ciudadanos. Por tres años y medio, los habitantes de Sarajevo fueron dependientes de la comida y del combustible que llegaban a la ciudad a través de un túnel subterráneo de un kilómetro, y continuamente protegiéndose de cientos de proyectiles de morteros que caían en la ciudad a diario. De acuerdo a la corresponsal de guerra Charlotte Eagar:
"Las ancianas se tambaleaban a los hogares, arrastrando cochecitos y carritos caseros con contenedores de plástico con agua. … No se podía recolectar leña, la gente había quemado primero sus muebles y luego sus libros. Y sin embargo, murieron durante los brutales inviernos de las montañas. … Tanto el bombardeo como el frío no discriminaron repartiendo muerte."
Para cuando la guerra finalizó en 1995, más de 10 mil bosnios habían sido asesinados en Sarajevo.
Poco después, Bono hizo una visita breve al país y prometió regresar "trayendo la próxima vez a toda la banda." El concierto de 1997 fue el cumplimiento de esa promesa.
Para entonces, la otrora magnífica ciudad, sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1984, que se había convertido en un campo de la muerte había comenzado a reconstruirse. El zoológico de Sarajevo estaba siendo restaurado, y los artistas amueblaron la ciudad con instrumentos musicales y bibliotecas de libros. Los artistas guerrilleros habían empezado a embellecer las calles con "Rosas de Sarajevo", una resina roja colocada en las cicatrices y huecos hechos por las mortales explosiones. Así que ante la insistencia de los organizadores de Sarajevo, este no sería un pequeño concierto de caridad, sino más bien que el de Sarajevo debería ser uno a escala completa, una parada más del global PopMart Tour de U2.
Los 60 camiones que transportaban todo la parafernalia de U2 tuvieron que navegar por estrechos caminos de montaña para poder llegar a Sarajevo; pero a pesar de todo, un equipo de 450 trabajadores montó el escenario y el sistema de sonido en el Koševo Stadium.
"Es simplemente un milagro que estemos aquí, realmente," dijo The Edge a un enjambre de periodistas con los que se encontró a la llegada de la banda. "El hecho que podamos venir y no solo a un concierto sino al mismo concierto que llevamos a París, Nueva York o Londres es quizá un símbolo para la gente de Sarajevo que las cosas están volviendo a la normalidad."
La noche del concierto, unos trenes especiales trajeron a Sarajevo a jóvenes de ex repúblicas yugoslavas como Croacia y Eslovenia. De acuerdo a los informes de prensa de esa semana, los eslovenos fueron informados que "ellos no necesitarían de visas para esa noche."
Y por dos horas aquella noche, en un estadio rodeado por tropas de la OTAN, un aforo completo de 45 mil almas de todas partes de la antigua Yugoslavia se bañó en luces de neón, saltaron tanto con los clásicos como con el sintetizado fabricado, considerado por U2 el gran arte en aquel tiempo, y se sintieron normales nuevamente.
El U2 de 1997 no estuvo tan adecuado para actuar como un símbolo de esperanza para una ciudad desanimada como, por ejemplo, el U2 de 2002. El PopMart Tour era una obra de parodia mordaz sobre el materialismo superficial; Bono y sus compañeros de banda andaban por todo el escenario con capas de raso brillante y remeras simulando cuerpos musculosos y bien formados. En otras palabras un momento extraño para U2. El PopMart Tour, por desgracia, no podía ofrecer a los bosnios las mismas simples y poderosas imágenes de resistencia que un mayor y más sabio U2 más tarde ofrecerían a los desconsolados norteamericanos en los meses subsiguientes al 9/11.
Eso no quiere decir, por cierto, que el concierto de Sarajevo estuviera exento de momentos de brillante esplendor emocional. Durante la balada "Miss Sarajevo", Bono llevó a Inela Nogić, de 21 años, al escenario. Nogić se había convertido en el rostro trágico y adorable de la guerra, y en la inspiración para la canción, cuando ella ganó un concurso de belleza de Sarajevo en 1993 durante el sitio. Cuando ella fue coronada, Nogić y una docena de jóvenes en trajes de baño, desplegaron una pancarta con la leyenda: "No dejen que nos maten," escrita en inglés.
"[Sostener un concurso de belleza] fue una especie de locura para hacer durante una guerra," le dijo a Associated Press a principios de este año. "Pero tratábamos de vivir una vida normal. Fue una especie de mecanismo de defensa que todos teníamos." De acuerdo a AP, Nogić eludió proyectiles y francotiradores solo para ir y volver del concurso con su corona.
Para Sarajevo, en los años que siguieron al concierto de U2, las agresiones entre etnias se volverían a encender en la región de los Balcanes. La guerra estalló menos de un año después en Kosovo, y aunque hoy Sarajevo en sí misma está floreciendo, la celebrada "normalidad" que en 1997 se quiso tan desesperadamente marcar como inicio fue, en lo mejor de los casos, efímero. Las fuerzas de la OTAN se mantendrían en Bosnia hasta 2004, y las fuerzas de paz de la Unión Europea aun se encuentran hoy en día allí establecidas. Las etnias croatas, serbias y bosnias aun comparten incómodamente territorios, y muchos preferirían no hacerlo. Como Aida Cerkez de Associated Press dice, "Todos [aun] quieren lo que querían en 1992. Así en Bosnia hoy no hay guerra, pero ciertamente tampoco hay paz."
Así que hoy, quizá lo mejor es pensar el histórico concierto de U2 como un simple gesto de amabilidad para un pueblo tan sufrido. El PopMart no deshizo los horrores de la guerra ni trajo paz duradera a Bosnia sino que trajo un momento de felicidad para algunas personas que habían pasado por mucho.
Por Ashley Fetters para TheAthlantic.com