Her heart's on her green sleeve
Ali Hewson, conocida como la Sra. de Bono, comentó a Janice Turner en una entrevista que gestionar una marca de moda étnica no es para ella el único modo de tener los pies en tierra.
Las mujeres de las estrellas del rock que he entrevistado en el pasado –Jerry Hall, Sra. de Mick Jagger y Turdie Styler, Sra. de Sting– se conformaban con su fama, poco preocupadas que sus últimos proyectos no llegaran al tobillo de sus respectivos esposos. Lo contrario que Ali Hewson, conocida como la Sra. de Bono. Ella odia las cámaras, y de hecho no se encuentra muy a gusto hablando conmigo. Su esposo, la vida normal de sus hijos y su felicidad personal esta basado sobre su alejamiento de la fama, cuando su marido ha vendido unos 125 millones de discos y ha sido nominado al Premio Nóbel de la Paz. “Cuando conocí a Bono” dice ella, “nuestro acuerdo fue que yo me ocuparía de los niños y la casa, y que él hablaría”. Pero ahora con su línea de ropa Edun, que ha sido lanzada el año pasado para crear los principios del comercio justo en materia de alta costura, se siente obligada a dar un paso adelante.
Hewson, vuelve de Lesotho, en Sudáfrica, uno de los países más pobres del mundo: la mitad de su población no tiene trabajo, el 27% de sus habitantes están infectados por el sida. Pero puede parecer un poco incongruente, que allí en una fábrica transformada, la delicada colección y los patrones exclusivos del estilista newyorkino Rogan Gregory sean fabricados: vaqueros a 150€ y vestidos a 300€, llevados por estrellas tales como la actriz Natalie Portman (V de Vendetta) y la top model Helena Christensen.
Hoy, Hewson usa un modista pantalón azul marino de la colección otoño-invierno en talla adolescente. Ella a sus 45 años, para mucho más joven, con su tipo fino y su piel pálida de irlandesa, sin maquillaje, llevando gafas, me refiero a mujeres de negocios. Sus maneras son educadas, discretas y femeninas, y por lo tanto ella es lo suficientemente fuerte para aguantar las críticas como mujer de estrella de rock. “Las personas pueden ver esto y decir ‘Otra que intenta cambiar el mundo’”, dice ella. “Pero intento solamente encontrar un pequeño lugar en que hacerme notar. Bono trabaja a nivel macro, hablando con los gobiernos para obtener fondos. Quería hacer algo a mi nivel. Cada vez que volvía de África, no hablaba de caridad sino de la necesidad de comerciar.”
Aun con los Live Aid y Live 8, África ha pasado del 6% del comercio mundial en 1980 al 2% hoy. Las fábricas de confección han cedido la parte de bajo costo del mercado a China y Asia. Edun, que posee fábricas en Túnez y en Perú, busca ayudar a lo que han sido abandonados a su suerte. Pero no es fácil. “Intentamos traer productos hasta el primer mundo. Si hace una línea en Italia es simple, pero intente hacer venir ropa de Lesotho hasta Selfridges.” Y por tanto, si Edun no puede aprovecharlo –es un negocio y no una obra de caridad– pagando salarios correctos, Hewson espera que otras firmas despierten.
Y es sobre eso en los que va a centrar sus esfuerzos y el consumidor étnico potente: “No somos nosotros quienes decidimos sino el hombre de la calle”. La conciencia del consumidor, que existe, dice que los cosméticos no sean probados en animales, que la comida no contenga ningún pesticida y que el café no se compre a cultivadores a precios tan bajos, que las camisetas no estén hechas en talleres clandestinos y, Edun espera sostener una marca que no solamente respeta sus obreros sino también el medio ambiente utilizando algodón orgánico. La pulverización del algodón suma un cuarto de los pesticidas del mundo. Su eslogan “We carry the story of the people who make our clothes around with us” (nos llevamos la historia de los que fabrican la ropa con nosotros) esta bordado en cada prenda de Edun.
“La forma en la cual se gasta el dinero que uno tiene dice mucho de usted”, declara Hewson. Ella intenta comprar de manera ética pero concluye que es difícil deducir qué firma trata a sus obreros de manera correcta. “Debería haber más transparencia. Desde que tengo niños, pienso en la desigualdades. Es lo que me motiva. No puedo comprar ropa para mis niños que ha sido hecha por otros niños”.
Ella y Bono tienen dos niñas, Jordan 17 años, Eve 14 años, y dos niños, Elijah 6 años, y John 5 años. Yo le sugiero que tiene dos niñeras en casa. “Evidentemente usted, no tiene dos adolescentes en casa!”, me dice riendo. “Tener adolescentes y niños pequeños bajo el mismo techo es, diría yo, interesante.” Esta familia vive en las afueras al sur de Dublín, Kiliney, en una gran y vieja casa que necesita ser vigilada a nivel ecológico”, prosigue Hewson. Ella se preocupa de todo eso, discutiendo con los niños para que apaguen las luces: “Bono no se da cuenta de nada de eso; tiene una vista de todo el conjunto.” Su ideal, le gustaría instalar placas solares y turbinas con hélices. Compra la comida allí –uno de los primeros granjeros orgánicos de Irlanda vive muy cerca de ella– y jura que su próximo coche será híbrido. Pero lo que más le anima es ver cómo Irlanda progresa en términos de ecología, en particular la ausencia de quejas sobre el impuesto de 10p en cada bolsa de plástico distribuida en cada tienda, lo que ha reducido de manera dramática las basuras. “Todos mis amigos recogen una bolsa reciclable para hacer las compras”, dice ella. “Pero yo lo olvido constantemente!”
Esta familia vive justo enfrente de la ciudad donde se sitúa el Mount Temple Secondary Mordern, donde Ali y Paul Hewson (así es como se llamaba antes) se encontraron cuando ella tenía 12 años y el 13. Ella empezó a salir con él a la edad de 15 años y se casó a los 22. U2 se formó con los colegas de clase de Bono. La mejor amiga es todavía la compañera del baterista Larry Mullen y viven muy cerca. “Nos gustaría no educar nuestros hijos fuera de aquí. Existe todavía una comunidad en Irlanda, aun cuando en los 20 últimos años ha cambiado de forma espectacular.” La actitud no reverenciosa de Irlanda ha permitido a esta familia de vivir una vida normal que envidian por ejemplo los que están encerrados en las mansiones de las cima del cañón en Los Angeles. “Pienso que es muy complicado si los dos cónyuges están bajo los flashes”, señala. “Porque ¿quién va ha poder comprar la leche? Quién va ha hacer las pequeñas cosas de la vida cotidiana que convierten ésta en un poquito más normal.”
Y mientras que Bono se ocupa de hacer de U2 el mayor grupo en estadios del mundo, Hewson se contenta con su casa. Por lo tanto ella jamás ha verdaderamente disfrutado de los frutos del éxito de su marido. Desde el principio, la pareja ha compartido el escándalo de la injusticia, una creencia que debilita su fe religiosa –una cosa que duda en discutir– como su política. A pesar del Masseratti, las casas en Francia, las piscinas y el personal, Hewson muestra poco interés en los bienes materiales, “jamás me han atraído las cosas que brillan u ostentosas. Me intereso más por las personas.”
El verdadero privilegio de su posición es “ser capaz de hacer algunas cosas, y no quedarse delante de la tele para ver lo que pasa por el mundo y deprimirse.” En 1985, después del Live Aid, ella y Bono han ido a Etiopía en secreto para trabajar en un campo de refugiados: “El espíritu de esas personas y de sus hijos era verdaderamente humilde. Esto nos dejó hambrientos de espiritualidad, de ver cómo estaban increíblemente vivos sin importarles las circunstancias. No solo se trata de darles, hay que también recibir cuando uno esta allí. Es un proceso que funciona en los dos sentidos.”
Desde esta época, Hewson ha trabajado para Tchernobyl Children´s Project, para los que fueron abandonados por sus padres después de haber nacido con malformaciones genéticas por consecuencia de este accidente nuclear. No se contenta de encontrar fondos o de dar ejemplos, sino que también ella conduce una ambulancia de Irlanda a Bielorrusia. Se ha quedado en instituciones tan grotescas que los ayudados tenían que encerrarse en sus habitaciones. “Me gusta el trabajo físico. Creo que es una parte importante de esta declaración, que estoy lista para descargar camiones y no solamente para conducirlos. Hay algo muy gratificante en estar agotada físicamente como los demás.”
Su trabajo caritativo ha dado una estructura y significado a una vida que habría podido ser, si ella lo hubiera querido, una carrera interminable de fiestas y doping. Pero parece ser que el secreto para conservar un matrimonio durante 23 años es ser una esposa independiente, que posea el carácter para hacer tocar los pies en el suelo a una estrella de rock adulta. Bono ha dicho de Ali: “No me dejará llevarla como un trofeo” y “Tengo alguien en mi vida, y después de tanto tiempo, tengo la sensación de no saberlo.”
¿Ella nunca pensó que podría perder a Bono, cuando el disco Joshua Tree de repente tuvo una reputación estratosférica? “Estamos siempre juntos”, es lo único que responderá. “Lo que sea que tengamos, funciona.” ¿Y qué piensa ella de todas las top models que van con U2? ¿Era difícil soportar la comparación? “No hay competición alguna; no se puede comparar jamás a esas chicas!” señala. “Ellas son más bien únicas, le digo. Pero es genial con ellas –las que conocemos– son personas de verdad. Helena tiene una verdadera familia, ella es una hija genial. Chistie (Turlington) y Naomi (Campbell) también. Naomi posee un gran corazón.” Pero ¿Cuál es la reputación de diva de Campbell? “Creo que ser guapa y encontrarse en el mundo de la moda con 16 años sin tener aun la personalidad necesaria, no es una gran ayuda en este sentido.”
Por lo tanto, ironías del destino, Hewson no corre detrás de las marcas de los grandes modistos, jamás ha sido una “fashion victim”. Claro que está triste de envejecer pero reconoce: “Cosas buenas vienen con ello. Uno esta más tranquilo consigo mismo.” Ella come bien, tienen una firme creencia en la homeopatía, evita el maíz comiendo pan irlandés y cambia constantemente sus ejercicios de régimen, pilates y yoga, que son sus preferidos pero se aburre rápidamente.
Pero lo que me sorprende de esta entrevista es la forma que transmite su felicidad auténtica: sus profundas raíces con su comunidad, un matrimonio feliz, una fe religiosa y dedicada a un fin más grande que ella misma. Solo una cosa le preocupa y es una brecha en su vida privada. “La única razón por la cual he aceptado hablarle es porque creo en Edun. Creo que tiene el poder de cambiar las cosas. Y acepto porque hay un interés, pues soy la mujer de Bono. Sino no estaría naturalmente por aquí, estaría llevando un camión y muy orgullosa de hacerlo.”
Para más información: Edun.ie
Las mujeres de las estrellas del rock que he entrevistado en el pasado –Jerry Hall, Sra. de Mick Jagger y Turdie Styler, Sra. de Sting– se conformaban con su fama, poco preocupadas que sus últimos proyectos no llegaran al tobillo de sus respectivos esposos. Lo contrario que Ali Hewson, conocida como la Sra. de Bono. Ella odia las cámaras, y de hecho no se encuentra muy a gusto hablando conmigo. Su esposo, la vida normal de sus hijos y su felicidad personal esta basado sobre su alejamiento de la fama, cuando su marido ha vendido unos 125 millones de discos y ha sido nominado al Premio Nóbel de la Paz. “Cuando conocí a Bono” dice ella, “nuestro acuerdo fue que yo me ocuparía de los niños y la casa, y que él hablaría”. Pero ahora con su línea de ropa Edun, que ha sido lanzada el año pasado para crear los principios del comercio justo en materia de alta costura, se siente obligada a dar un paso adelante.
Hewson, vuelve de Lesotho, en Sudáfrica, uno de los países más pobres del mundo: la mitad de su población no tiene trabajo, el 27% de sus habitantes están infectados por el sida. Pero puede parecer un poco incongruente, que allí en una fábrica transformada, la delicada colección y los patrones exclusivos del estilista newyorkino Rogan Gregory sean fabricados: vaqueros a 150€ y vestidos a 300€, llevados por estrellas tales como la actriz Natalie Portman (V de Vendetta) y la top model Helena Christensen.
Hoy, Hewson usa un modista pantalón azul marino de la colección otoño-invierno en talla adolescente. Ella a sus 45 años, para mucho más joven, con su tipo fino y su piel pálida de irlandesa, sin maquillaje, llevando gafas, me refiero a mujeres de negocios. Sus maneras son educadas, discretas y femeninas, y por lo tanto ella es lo suficientemente fuerte para aguantar las críticas como mujer de estrella de rock. “Las personas pueden ver esto y decir ‘Otra que intenta cambiar el mundo’”, dice ella. “Pero intento solamente encontrar un pequeño lugar en que hacerme notar. Bono trabaja a nivel macro, hablando con los gobiernos para obtener fondos. Quería hacer algo a mi nivel. Cada vez que volvía de África, no hablaba de caridad sino de la necesidad de comerciar.”
Aun con los Live Aid y Live 8, África ha pasado del 6% del comercio mundial en 1980 al 2% hoy. Las fábricas de confección han cedido la parte de bajo costo del mercado a China y Asia. Edun, que posee fábricas en Túnez y en Perú, busca ayudar a lo que han sido abandonados a su suerte. Pero no es fácil. “Intentamos traer productos hasta el primer mundo. Si hace una línea en Italia es simple, pero intente hacer venir ropa de Lesotho hasta Selfridges.” Y por tanto, si Edun no puede aprovecharlo –es un negocio y no una obra de caridad– pagando salarios correctos, Hewson espera que otras firmas despierten.
Y es sobre eso en los que va a centrar sus esfuerzos y el consumidor étnico potente: “No somos nosotros quienes decidimos sino el hombre de la calle”. La conciencia del consumidor, que existe, dice que los cosméticos no sean probados en animales, que la comida no contenga ningún pesticida y que el café no se compre a cultivadores a precios tan bajos, que las camisetas no estén hechas en talleres clandestinos y, Edun espera sostener una marca que no solamente respeta sus obreros sino también el medio ambiente utilizando algodón orgánico. La pulverización del algodón suma un cuarto de los pesticidas del mundo. Su eslogan “We carry the story of the people who make our clothes around with us” (nos llevamos la historia de los que fabrican la ropa con nosotros) esta bordado en cada prenda de Edun.
“La forma en la cual se gasta el dinero que uno tiene dice mucho de usted”, declara Hewson. Ella intenta comprar de manera ética pero concluye que es difícil deducir qué firma trata a sus obreros de manera correcta. “Debería haber más transparencia. Desde que tengo niños, pienso en la desigualdades. Es lo que me motiva. No puedo comprar ropa para mis niños que ha sido hecha por otros niños”.
Ella y Bono tienen dos niñas, Jordan 17 años, Eve 14 años, y dos niños, Elijah 6 años, y John 5 años. Yo le sugiero que tiene dos niñeras en casa. “Evidentemente usted, no tiene dos adolescentes en casa!”, me dice riendo. “Tener adolescentes y niños pequeños bajo el mismo techo es, diría yo, interesante.” Esta familia vive en las afueras al sur de Dublín, Kiliney, en una gran y vieja casa que necesita ser vigilada a nivel ecológico”, prosigue Hewson. Ella se preocupa de todo eso, discutiendo con los niños para que apaguen las luces: “Bono no se da cuenta de nada de eso; tiene una vista de todo el conjunto.” Su ideal, le gustaría instalar placas solares y turbinas con hélices. Compra la comida allí –uno de los primeros granjeros orgánicos de Irlanda vive muy cerca de ella– y jura que su próximo coche será híbrido. Pero lo que más le anima es ver cómo Irlanda progresa en términos de ecología, en particular la ausencia de quejas sobre el impuesto de 10p en cada bolsa de plástico distribuida en cada tienda, lo que ha reducido de manera dramática las basuras. “Todos mis amigos recogen una bolsa reciclable para hacer las compras”, dice ella. “Pero yo lo olvido constantemente!”
Esta familia vive justo enfrente de la ciudad donde se sitúa el Mount Temple Secondary Mordern, donde Ali y Paul Hewson (así es como se llamaba antes) se encontraron cuando ella tenía 12 años y el 13. Ella empezó a salir con él a la edad de 15 años y se casó a los 22. U2 se formó con los colegas de clase de Bono. La mejor amiga es todavía la compañera del baterista Larry Mullen y viven muy cerca. “Nos gustaría no educar nuestros hijos fuera de aquí. Existe todavía una comunidad en Irlanda, aun cuando en los 20 últimos años ha cambiado de forma espectacular.” La actitud no reverenciosa de Irlanda ha permitido a esta familia de vivir una vida normal que envidian por ejemplo los que están encerrados en las mansiones de las cima del cañón en Los Angeles. “Pienso que es muy complicado si los dos cónyuges están bajo los flashes”, señala. “Porque ¿quién va ha poder comprar la leche? Quién va ha hacer las pequeñas cosas de la vida cotidiana que convierten ésta en un poquito más normal.”
Y mientras que Bono se ocupa de hacer de U2 el mayor grupo en estadios del mundo, Hewson se contenta con su casa. Por lo tanto ella jamás ha verdaderamente disfrutado de los frutos del éxito de su marido. Desde el principio, la pareja ha compartido el escándalo de la injusticia, una creencia que debilita su fe religiosa –una cosa que duda en discutir– como su política. A pesar del Masseratti, las casas en Francia, las piscinas y el personal, Hewson muestra poco interés en los bienes materiales, “jamás me han atraído las cosas que brillan u ostentosas. Me intereso más por las personas.”
El verdadero privilegio de su posición es “ser capaz de hacer algunas cosas, y no quedarse delante de la tele para ver lo que pasa por el mundo y deprimirse.” En 1985, después del Live Aid, ella y Bono han ido a Etiopía en secreto para trabajar en un campo de refugiados: “El espíritu de esas personas y de sus hijos era verdaderamente humilde. Esto nos dejó hambrientos de espiritualidad, de ver cómo estaban increíblemente vivos sin importarles las circunstancias. No solo se trata de darles, hay que también recibir cuando uno esta allí. Es un proceso que funciona en los dos sentidos.”
Desde esta época, Hewson ha trabajado para Tchernobyl Children´s Project, para los que fueron abandonados por sus padres después de haber nacido con malformaciones genéticas por consecuencia de este accidente nuclear. No se contenta de encontrar fondos o de dar ejemplos, sino que también ella conduce una ambulancia de Irlanda a Bielorrusia. Se ha quedado en instituciones tan grotescas que los ayudados tenían que encerrarse en sus habitaciones. “Me gusta el trabajo físico. Creo que es una parte importante de esta declaración, que estoy lista para descargar camiones y no solamente para conducirlos. Hay algo muy gratificante en estar agotada físicamente como los demás.”
Su trabajo caritativo ha dado una estructura y significado a una vida que habría podido ser, si ella lo hubiera querido, una carrera interminable de fiestas y doping. Pero parece ser que el secreto para conservar un matrimonio durante 23 años es ser una esposa independiente, que posea el carácter para hacer tocar los pies en el suelo a una estrella de rock adulta. Bono ha dicho de Ali: “No me dejará llevarla como un trofeo” y “Tengo alguien en mi vida, y después de tanto tiempo, tengo la sensación de no saberlo.”
¿Ella nunca pensó que podría perder a Bono, cuando el disco Joshua Tree de repente tuvo una reputación estratosférica? “Estamos siempre juntos”, es lo único que responderá. “Lo que sea que tengamos, funciona.” ¿Y qué piensa ella de todas las top models que van con U2? ¿Era difícil soportar la comparación? “No hay competición alguna; no se puede comparar jamás a esas chicas!” señala. “Ellas son más bien únicas, le digo. Pero es genial con ellas –las que conocemos– son personas de verdad. Helena tiene una verdadera familia, ella es una hija genial. Chistie (Turlington) y Naomi (Campbell) también. Naomi posee un gran corazón.” Pero ¿Cuál es la reputación de diva de Campbell? “Creo que ser guapa y encontrarse en el mundo de la moda con 16 años sin tener aun la personalidad necesaria, no es una gran ayuda en este sentido.”
Por lo tanto, ironías del destino, Hewson no corre detrás de las marcas de los grandes modistos, jamás ha sido una “fashion victim”. Claro que está triste de envejecer pero reconoce: “Cosas buenas vienen con ello. Uno esta más tranquilo consigo mismo.” Ella come bien, tienen una firme creencia en la homeopatía, evita el maíz comiendo pan irlandés y cambia constantemente sus ejercicios de régimen, pilates y yoga, que son sus preferidos pero se aburre rápidamente.
Pero lo que me sorprende de esta entrevista es la forma que transmite su felicidad auténtica: sus profundas raíces con su comunidad, un matrimonio feliz, una fe religiosa y dedicada a un fin más grande que ella misma. Solo una cosa le preocupa y es una brecha en su vida privada. “La única razón por la cual he aceptado hablarle es porque creo en Edun. Creo que tiene el poder de cambiar las cosas. Y acepto porque hay un interés, pues soy la mujer de Bono. Sino no estaría naturalmente por aquí, estaría llevando un camión y muy orgullosa de hacerlo.”
Para más información: Edun.ie