Es complicado: En la gira con U2

Veamos el escenario: Es grande, pero no gigantesco. No, por así decirlo, un escenario del tamaño de un pequeño edificio. Ese, que en 2011, le tomó a un ejército transportarlo porque “La Garra” era una estructura de sostén del sistema de video y sonido que se alzaba por encima de, seguramente, la banda más grande del mundo y que se veía como el engendro digital Cthulhu. Pero ahora es 2015, y la modestia comparativa es el nombre del juego.

Aunque, modestia es una palabra graciosa cuando se trata de U2, un grupo que algún vez tuvo un arco dorado de 30 metros de altura construido para una de sus giras mundiales, cuyos miembros se han entrevistado con líderes mundiales, cuyo más reciente disco, Songs Of Innocence fue automáticamente descargado en 500 millones de teléfonos. ¿Pues… modestia? Es relativo.

El escenario “más chico” de U2 de su actual iNNOCENCE + eXPERIENCE Tour incluye un escenario principal, en la forma de una “i”, que es sinónimo de inocencia; una plataforma más chica en formato de “e”, que significa experiencia; y una larga pasarela entre ambos, donde Bono, el cantante y líder de la banda por los 39 años en los que han estado juntos, se pavonea, salta, grita y corre. Entonces está una video-jaula: una larga y estrecha pasarela con dos pantallas de 29 metros de largo (cada una compuesta por 240 paneles LED individuales) que cuelga por encima de la verja. La jaula le permite a los miembros de la banda ingresar y actuar mientras están rodeados de imágenes de alta definición de, por ejemplo, la calle de la infancia de Bono en Irlanda, o una recreación del muro de Berlín. Es brillante, es fuerte, es más intimo que lo usual para ellos, pero aun es muy U2.

Antes que todo comience, la banda tiene que poner sus cosas en orden. Es la noche dos, tres horas antes del “showtime” en el Ziggo Dome de Ámsterdam, y Bono y The Edge, el guitarrista del grupo, están en el escenario haciendo algunos ajustes rápidos. Juegan con la transición entre “Zooropa” y “Where The Streets Have No Name”, mientras Larry Mullen Jr, sentado en su batería, brazos cruzados, espera por su señal. Mientras tanto, Adam Clayton, el estoico bajista de U2, se encuentra a un lado, un estrella de rock alto, delgado y de pelo platinado, tomando una taza de té.

Mientras la banda siempre ha buscado atraer a grupos diversos de fans, en este particular viaje, han estado apuntando al público más joven. Aunque atraer a una nueva generación de devotos de U2 es importante, un público más joven también significa tratar con la parafernalia de los medios digitales, donde las personas sienten que necesitan capturar cada segundo de cada show.

“Había mucho menos aquí que lo que hubo en Italia,” dice Bono del número de teléfonos que vio apuntando en su dirección en la noche anterior. Por ahora el grupo ha finalizado con la prueba de sonido, les tomó varios intentos, pero finalmente han dado con la transición, y están matando el tiempo en el escenario antes de que las puertas se abran y otro público que compró todos los tickets se abalance.

“En Italia resulta que todos y sus madres lo estaban haciendo,” agrega Larry.

“Y sus hijas y amigos,” dice Bono.

Adam se acerca para ofrecer su impresión.

“Creo que se ha instituido,” dice, “y puedes ver a muchos desde el escenario, es el minuto en el que no hay mucho para ver, la gente toma sus teléfonos, y empiezan a revisar sus correos y cosas. Eso es un fenómeno nuevo.”

“Eso no es de lo que estoy hablando,” le dice Larry a Adam. “De lo que estoy hablando es cuando hay algo sucediendo, los teléfonos se elevan para grabar, lo cual es una respuesta diferente.”

La banda pronto comienza un diálogo de ida y vuelta sobre los principios del uso del smartphone en los conciertos y lo que eso significa, tanto para los actuales como futuros artistas. Bono eventualmente ofrece un final filosófico a la discusión.

“Estas canciones tienen fuertes lazos con la gente, así que una forma de ver las cosas, es como un niño anotando un gol o dando sus primeros pasos y teniendo a sus amigos tomándole una foto,” dice. “Viendo a Edge operar esa pedalera, me siento como eso cada noche.”

“¿Soy como un niño dando un primer paso?” responde The Edge, que se ríe.

“Eres como un niño dando sus primeros pasos en la luna.” Edge estaba bromeando, pero Bono suena muy serio. “Creo que podríamos solo verle como un fenómeno nuevo que se establecerá cuando la gente supere el gadget.”

Por el momento, la banda lo lleva todo a buen ritmo. Han estado haciendo eso mucho últimamente, después de una serie de contratiempos, desgracias y accidentes a lo largo del año pasado. Allí estuvo el ya mencionado lanzamiento del Songs Of Innocence, que causó un gran revuelo, con gente enojada porque la música había sido instalada en su teléfono sin su consentimiento; Bono sufrió una fractura facial, un rotura en su brazo izquierdo y tres fracturas en su hombro durante un espeluznante accidente de bicicleta en Central Park; y The Edge se cayó del escenario durante la noche de apertura de la gira.

Pero entonces están las buenas noticias: Han estado girando por el mundo tocando en este hermoso set construido por el director creativo Willie Williams; Songs Of Innocence, a pesar de su escabroso lanzamiento, ha sido escuchado por 81 millones de personas y descargado unas 26 millones de veces (desde octubre de 2014); y, los más importante, la gente aun está viniendo a ver a U2 cada noche.

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Tal vez, es el compromiso lo que los mantuvo juntos: compromiso a ellos mismos, sacando la mejor música y producción en vivo que ellos pueden, compromiso para intentar cosas nuevas y diferentes. Esto último hace de la actual temática de la inocencia y la gira resultante un poco una sorpresa, particularmente para los más fanáticos de U2, que no están acostumbrados a la poética sobre sus infancias o días del pasado. Pero eso es exactamente lo que hacen en el disco nuevo, donde canciones como “The Miracle (Of Joey Ramone)” brida un homenaje a los sonidos de su juventud, y “California (There Is No End To Love)” que es una retrospectiva a su primer viaje a la Costa Oeste. Entonces está “Iris (Hold Me Close)”, una balada emotiva escrita para la madre de Bono, que falleció cuando él tenía 14 años. Cuando U2 toca esta en vivo, Bono le canta a videos hogareños de ella proyectados en la pantalla frente a él. Incluso la tapa del disco es una divergencia, mostrando el usualmente privado torso desnudo de Larry mientras abraza a su adolescente hijo.

Esas crudas emociones se extienden en la segunda mitad del set, donde la banda toca canciones más viejas. Un momento en particular llama la atención, cuando Bono tiene una conversación intencionada consigo mismo.

“¿Te has olvidado de dónde vienes?” le grita el joven Paul David Hewson. “¡Estas con lo poderoso como si estuvieras ahí por los indefensos!”

La rabia juvenil está dirigida al actual estatus de Bono como una exitosa estrella de rock y, más significativamente, un humanitario, que ha tenido que conversar con gente que en su juventud hubiera encontrado detestable, y su intento de reconciliar esos dos costados.

“Cuando éramos más jóvenes teníamos enemigos muy claros, ellos versus nosotros. Y entonces atravesamos los 90, las cosas empezaron a cambiar para nosotros, y empezamos a darnos cuenta que los enormes obstáculos en el camino de nuestro desarrollo personal y de nuestra banda eran las fuerzas internas,” dice Bono, mientras sus compañeros de banda lo escuchan. “Me olvido de la visión blanco y negro del mundo que tenía cuando era más joven. A veces podía ser un poco piadoso y santurrón, ciertamente tenía una ira justificada por eso. Pero ahora mido las cosas por su habilidad de alcanzar el resultado. Tiendo a dividir no solo a mis amigos, sino que a la gente en dos bandos, lo que es terrible y no muestra madurez, y a la gente que corren el riesgo cometiendo errores para mejorar las cosas. Así que puede ser incómodo. Me he reunido con algunas personas y cenado con algunas otras que mi yo más joven no le hubiera gustado estar, pero creo que he sido efectivo en eso.”

Nosotros versus ellos. Amigo versus enemigo. A pesar de los shows agotados, los millones de discos vendidos, los 22 Grammys ganados, U2 aun se ve a si mismo como un grupo joven de punks de Dublín buscando empujarse a si mismos y desafiar el status quo sin pedir disculpas, por no decir diplomáticamente.

Como Bono dice, antes que la banda se dirija al escenario para prepararse para el show, “Se puede aprender mucho de tus llamados enemigos. He aprendido mucho abriéndome a personas que normalmente no me hubiera abierto, y creo que está hecho para una más rica y…”

Larry interviene: “Más complicada vida.”

Bono sonríe. “… vida complicada.”