El pasado mes de enero Bono visitó la capital francesa para que Carla Bruni le entrevistara para el número especial de Madame Figaro en el que la primera dama francesa ha hecho de redactora jefa.
El pasado miércoles 20 de enero, Bono se encontraba en París y se desplazó al Palacio del Elíseo para conversar con un activista de los derechos humanos. Una vez que terminó se dirigió hasta la casa de Carla Bruni-Sarkozy para una reunión de carácter excepcional. Se conocieron en Cabo Negro, en la casa de vacaciones de Bruni, por mediación de un amigo común, "Bono, The Edge y Daniel Lanois llegaron en helicóptero al almuerzo e hicieron su pequeño efecto," recuerda. Se han vuelto a ver de vez en cuando, la mayoría de las veces en el Eliseo a donde Bono se desplaza para hablar de ONE y RED.
En la entrevista hablaron con toda libertad del compromiso político, del alma irlandesa y de la pasión de ambos por la música y especialmente de su ídolo, Bob Dylan.
"¡La intimidad es el nuevo punk-rock!"
Carla: El activismo de las fundaciones, tu dedicación a los demás, tanto trabajo impresiona, mientras que como estrella de rock podrías satisfacerte con una vida fantástica de artista. Me preguntaba si esta energía enorme y esta conciencia muy aguda del mundo, que se siente en tu escritura, vienen de tu sangre irlandesa…
Bono: Hay evidentemente algo de este orden: indignación moral, sí… Los irlandeses son raros, pero tienen una melancolía que puede transformarse en rabia… buena y mala… Encontramos esto en nuestra política. Y en nuestro arte… Los irlandeses son obsesivos con la política. Cada taxista, barman, comerciante, y en particular las irlandesas. Esta indignación se expresa también entre los artistas hasta cuando tratan de evitarla… Sí, los irlandeses son raros… En la literatura, por ejemplo, su desquite sobre los ingleses después de la opresión política estuvo en agarrar su lengua, retorcerla, comprimirla, extenderla o estrecharla. Es muy evidente en Joyce, Yeats, Wilde y Beckett. Pero sólo mi naturaleza de irlandés explica mi compromiso militante. Encuentro que la vida de los artistas, cuyo resorte descansa mucho en el narcisismo, conduce a un estado de desgracia crónica, de deleite taciturno. Pegarme a otros me sacó de esto: es como si trabajara fuera de mí. Sí, eso es: trabajar para otros y con otros me salvó la vida.
Sé muy bien lo que quieres decir. Es innegable que hay gran parte de egocentrismo en la creación artística. Enfrentar a los demás no es sólo una necesidad vital: es también un enriquecimiento que le da un marco más amplio y otros puntos de interés. No mantenerse en uno mismo es lo más interesante, aunque puede producir maravillosas canciones románticas... Pero tú escribes sobre los otros...
Carla tu eres una narradora. Cuentas historias. Yo estoy completamente perdido cuando utilizo el "yo". No puedo contar historias... Es un defecto. Lo que sé hacer en cambio, es describir situaciones, de modo más emocional que psicológico… Es lo que hice, por ejemplo, escribiendo sobre Irlanda al principio de los años 80.
Y es gracias a tus canciones que toda una generación se interesó por la historia de tu país. Me acuerdo muy bien de "Sunday Bloody Sunday," uno de tus títulos emblemáticos, que entró directamente en nuestras mentes y nuestros corazones. El impacto político de esta canción valía todos los debates del mundo…
Carla, ¿te gusta The Clash?
Mucho
Es con ellos con que aprendí. Son ellos los que abrieron la vía a la contestación política en el punk-rock. Nunca había sido un analista político, escuchar a los Clash me hizo interesarme por el tema de la justicia. Tan pronto como soy testigo de una injusticia, mi sangre irlandesa me dice que debo hacer algo. Es lo que pasó cuando me fui a El Salvador y a Nicaragua en medio de los años 80. Fui allá con mi mujer, Ali, para sostener una fundación cuyo objetivo era poner a los niños a seguridad. Vimos cosas horribles… Un pueblo bajo la metralla, morteros americanos que explotaban, un cadáver al borde de un camino echado por un coche que pasaba… A gente común atrapada en una guerra ideológica que parecería ridícula hoy. Era extremadamente chocante. ¿Cómo permanecer indiferentes? ¿Cómo no tener ganas de testimoniar y de actuar? Es de esa pesadilla que nacieron ciertas canciones como "Bullet The Blue Sky," con el célebre riff de The Edge.
Me surge una pregunta: ¿Eres religioso?
Es una palabra compleja, la religión, y muy particularmente en Irlanda. Mi madre era protestante y mi padre católico. Ellos se casaron en una época cuando esto era prácticamente imposible. Una buena parte de la familia de mi padre no se desplazó. Mis padres me enseñaron a ser extremadamente suspicaz frente a las religiones en lo que tienen de extremistas, pero también a ser muy reverente de la idea que Jesucristo había nacido en la pobreza, sobre la paja, y sobre su servicio a los pobres y humildes. Tengo esta reverencia y soy creyente. Mi relación con Dios es fácil. No tiene nada de molesto. Para muchos, el concepto de Dios no es algo intelectual, o demasiado intimidante y complicado. Pienso en esa gente que descuelga el crucifijo de la pared del dormitorio cuando hace el amor. (Él se ríe.) Yo puedo encontrarme en un bar, beber un poco demasiado, hacer el ridículo e irme a casa sin sentir que Dios me señala con el dedo. No creo que a Dios le guste señalar con el dedo... Pero si me tomé la molestia de pedir otro, puede que Dios me indicaría que el vaso adicional de whisky no me va a servir. (Risas.) Creo que Dios entiende la naturaleza humana. Dios creó al hombre a su imagen, después de todo…
Si Dios existe y así parece, no puede ser perfecto…
Conozco bellos espíritus entre los que la fe es un don. Mi padre, por ejemplo. A menudo lo interrogaba: "¿Crees verdaderamente?" Él me siempre me respondía que rezaba, pero que no esperaba que Dios atendiera sus oraciones. Una modestia que no tengo, pero es un poco triste, hace falta, como canta Lou Reed "a busload of faith to get by" (una enorme dosis de fe para salir adelante). La fe es una cosa maravillosa. A pesar de todos sus errores, nadie debe olvidar que la Iglesia Católica realiza un trabajo enorme en África, por ejemplo. Son los servidores de los pobres y les respeto…
Yo también les respeto…
Y aprecio cada vez más el misterio de la Iglesia. Más joven, me gustaba el gospel negro americano, ese estallido en las iglesias del Sur. Hoy, voy a la Catedral de San Patricio, en New York, me siento en el fondo, me recojo y disfruto ese silencio tan particular y tan enigmático. Me siento, miro e me cuestiono.
Háblame de tus fundaciones, RED y ONE, los lectores necesitan saber…
Son fundaciones destinadas a combatir la pobreza y el Sida. ONE es una organización que tiene como objetivo ayudar a los activistas y hacer presión cerca de los gobiernos, en nombre de los pobres del mundo. El principio de base es que la dignidad humana es un derecho fundamental. No podemos negar su dignidad a un individuo bajo pretexto que no nació en un buen lugar del planeta. He aquí. Si se nace con el virus HIV en un país occidental, no es una sentencia de muerte. Pero en Gabón, sí. ONE rechaza esta idea, combate el desamparo y organiza campañas para cambiar el mundo, incluso si la tarea es enorme teniendo en cuenta que los países en cuestión son sospechados frecuentemente de corrupción. RED es otra cosa. Es un proyecto que se dirige a la gente que no necesariamente comprende la maquinaria política, sino que quieren mostrarse solidarias. ¿Cómo puedo ayudar? Compro una remera de la marca RED, un iPod RED o unas Nike RED. No sos vos quien pone la mano en la billetera, sino estas sociedades heroicas que repagan una suma al Fondo Mundial. Conseguimos 150 millones de dólares en tres años de existencia: esto prueba que la gente y las empresas quieren estar implicadas y es tranquilizador. Detesto esta facilidad que consiste en decir: "El mundo es tal como es, nada no puede cambiarlo." Es falso, una mentira. Podemos y debemos corregir ciertas injusticias. Sé esto desde siempre. Desde mis 12 años, cuando escuchaba a Bob Dylan, en los años 70, tendido sobre la cama de mi pequeña habitación en la parte norte de Dublín. El mundo exterior estaba tan deprimido, pero Bob Dylan me cantaba al oído que el mundo podía cambiar. Le creí y le sigo creyéndo…
Bob Dylan me cantó la misma cosa en mi oído. Y yo también le creí. (Ella se ríe.)
¿Cuál es tu álbum favorito de Dylan?
Tal vez "Nashville Sky" a causa de "Lay Lady Lay." Cuando escucho esa canción, me produce exactamente el mismo efecto que al abrir las cortinas y descubrir una mañana soleada…
¡Es magnífico! (el se hecha a cantar). "Whatever colors you have in your mind / I’ll show them to you and you’ll see them shine / Stay, lady, stay, stay with your man awhile." Dylan, es como Picasso que pintó lo que no podemos ver con los ojos.
Es una figura intemporal. Adoro su escritura. Escuché sus canciones miles de veces: no hay una sola palabra de más…
Hemos co-escrito una canción: "Love Rescue Me." Fui a verlo a Los Angeles con una melodía en mi cabeza, algo de "Dylanesque", nada muy U2. (Canta: "Love rescue me / Come forth and speak to me / Raise me up and don't let me fall / No man is my enemy / My own hands imprison me… Love rescue me…") Esto no es una obra de arte... es muy pequeña, para él de todos modos. Pero él fue paciente frente a mi ingenuidad y a mis ambiciones que no fueron definidas muy bien y terminamos la canción para el álbum "Rattle and Hum"… Incluso llegó a cantar en ese álbum…
Lo vimos con mi marido después de un concierto. ¡Él le ofreció su armónica!
Pero la armónica no se quedó mucho tiempo en su bolsillo. (Ella se ríe.) La confisqué inmediatamente. En lo sucesivo, es "mí" armónica…
Es gracioso. ¿Siempre fuiste así? Pareces querer a los cantantes que no son de tu generación, Dylan, Cohen…
Absolutamente. Hasta, a veces, hay que saber escuchar las nuevas generaciones, su espíritu y su modernidad. Pero no es fácil encontrar hoy en día la poesía de autores como Dylan, Cohen o Brassens. Georges Brassens era un narrador extraordinario, al igual que Dylan, él se engancha a un hilo y lo desenrolla. Hay una obsesión necesaria entre todos los grandes autores. Hay que estar atormentado por algo o por alguien. Es lo que se observa sin duda alguna en Dylan, Cohen, Brassens. En Francia, está Barbara, que también cultiva esta mezcla de espíritu y de tristeza. Todos ellos comparten una manera simple, potente y cincelada de escribir. Por supuesto, no encontramos en su música el trance provocado por el rock, pero ellos poseen otra cosa: ellos nos cuentan de las historias universales.
Las tuyas también, Carla, poseen lo que llamo el don de la intimidad. Lo que encuentro interesante, es que en este momento, todo el mundo escucha mucha música por todas partes con auriculares en los oídos. Mira en el metro. Y tú Carla, cuchicheas tus historias en el oído de esta gente. Es extremadamente íntimo. Este modo de escuchar la música cambió las cosas: vamos directamente a la cabeza y al corazón de la gente. No gritamos más, murmuramos. Y hay algo muy radical ahí dentro, ¿no? ¡Sí, la intimidad es el nuevo punk-rock! (Él se ríe.)
Probablemente tengas razón, pero, al mismo tiempo, la emoción violenta y física que da el rock es la de la juventud y es muy seductor. De joven, yo necesitaba esa energía.
Le dije esto a Dylan: "Un día, vamos a tratar de hacer con la música lo que usted hace con las palabras, un vértigo que conduciría a una forma de éxtasis musical… Nuestro surrealismo residirá en la sonoridad del grupo…" Tenía 24 años… Fue tan alentador… Todavía lo es.
Su último concierto estuvo fantástico. La perfecta sencillez, la intimidad generosa, lo sutil y sobre todo la contención. Me gusta la contención.
Contención (repitiendo en francés).
Todo esto contribuye a una magia indescriptible que me da escalofríos...
Dylan también da escalofrío. Y me gustan sus canciones tardías, aquellas que él escribió hace 50 años. Me gusta su disciplina y su continuidad. Pienso en esta frase: "Disciplina y obediencia, en la misma dirección…"
Es Nietzsche…
Sí exactamente: quedarse sobre el mismo camino, perseverar, ser fiel a sí mismo. Si yo tuviera un dólar para hacerme un tatuaje sobre mi brazo, sería este: "Obedecer mucho tiempo, en la misma dirección…"
No hay necesidad de tatuarte, ya eres así.
Es lo que deseo para mi familia, para mi clan, para mi arte también. Pero sobre todo, me gustaría que cada uno tuviera esta esperanza al momento de morir, la esperanza que no deja este mundo tal como lo encontró, sino que deja un mundo un poco mejor. Los menores cambios deben ser celebrados por todas partes donde nosotros mismos los encontramos, en nuestra familia, en nuestro cuarto, en nuestro país, en el mundo. Lo repito: detesto la idea de la intangibilidad de las cosas. Podemos y debemos revolver las cosas. Por otra parte, la historia lo prueba. Mira: no hace mucho tiempo, las mujeres no tenían el derecho de votar, y era algo que se daba por sentado. Esta cosa escandalosa no resistió al paso del tiempo.
Nada resiste al paso del tiempo. Es un hecho. (Risas). Pero no renunciar a cambiar el mundo es para nosotros un acto de esperanza.
Obedecer mucho tiempo, en la misma dirección. Y cambiar el mundo. No lo olvidemos…