EN DEFENSA DEL POPMART
Existe un síndrome psicológico, bien documentado, llamado "El Cisne Majestuoso". Quienes lo padecen se presentan, en la superficie, serenos y sin preocupaciones. Pero, bajo esta apariencia, están pataleando furiosamente para mantenerse a flote.
Aun con su estatus como la banda de rock más grande y más cool en el mundo, así es como U2 se sentía el 25 de Abril de 1997. Teniendo su más reciente álbum, el brillante y osado POP, apenas terminado (es decir "no exactamente finalizado"), además metidos en los ensayos para la gira, lo cual implicaba 9 meses de conciertos por todo el mundo - todos ya arreglados de antemano - y con una serie de trucos tecnológicos por aprender y dominar, todo en muy poco tiempo.
Teniendo como referencia el ZOO TV Tour de 1992-93 como un gran peso, la banda y Willie Williams, jefe de producción de la gira, se superaron a sí mismos, en términos del diseño de producción: Una pantalla de 17 m de alto por 50 m de ancho compuesta de 150,000 pixeles que vomitaba imágenes en technicolor, mezclando a Andy Warhol y Roy Lichtenstein con una bailarina de vientre maximizada, un palillo de cocktail de 30 m, con todo y falsa aceituna en la punta y un limón de 15 m convertido en bola de espejos. Y, encima de todo lo anterior, un arco dorado llevando una especie de canasta de compras. Esta presentación satirizaba - y se maravillaba al mismo tiempo - de la cultura consumista global. El color, la diversión y el brillo eufórico se llevaba bien con la arquitectura sónica de POP, el álbum - con su exploración de la cultura musical dance, funk, disco y house - y parecía resolver el molesto problema de cómo podría U2 proyectarse de nuevo en los estadios, a enorme escala, sin que de nuevo pareciera que se están tomando demasiado en serio. Como Bono comenta: "Nuestro trabajo es hacer volar nuestras mentes, así como las de todos los demás”.
El trabajo está hecho. Al menos eso parecía, pero había algunas preguntas por responder: ¿Podría el pasado de U2 - sincero, honesto, serio - convivir con la llamativa súper-estructura del POPMart? Todavía más importante, ¿Realmente funcionaria todo esto? Corte al 25 de Abril de 1997 en el Estadio Sam Boyd de Las Vegas.
"Tengo una memoria exacta de cómo fue," Comenta el normalmente tranquilo y calmado Adam Clayton”, Recuerdo que abrimos con Mofo y estaba muy consciente del... pánico total. Todo mi cuerpo estaba cubierto de sudor frió, y había esta sensación de no tener ninguna fuerza en todo el cuerpo. Tengo que decir que la primera semana de la gira fue así, todas las noches."
Bajo la superficie, las cosas no iban bien. U2 estaba operando sin ninguna red de protección. Aun así, leyendo las reseñas de ese entonces (en Spin, Rolling Stone, el LA Times) - y sin tomar en cuenta algunos problemas durante Staring at the Sun - encontramos la emoción y el reconocimiento de siempre. U2 tomó un riesgo y sacó un seis al tirar los dados. Después de ese inicio algo incierto, rápidamente se acomodaron a disfrutar la fiesta que estaban dando. Para el momento en que subieron al escenario del Foro Sol en el Autódromo en la Ciudad de México el 3 de Diciembre de 1997 - el concierto inmortalizado en este DVD - ya habían viajado por Europa y dos veces por Estados Unidos y Canadá. Lo más importante, habían llevado este circo al Sarajevo desgarrado por la guerra y la pobreza. Con esto, se probaron a si mismo que las sutilezas de la ironía y de la dialéctica de la cultura pop que se encontraba imbuidas en el POPMart se había entretejido - más que sobrepasado - en lo que U2 sabe hacer.
De hecho, hay momentos en que este concierto en la Ciudad de México simplemente te deja sin aliento: La entrada de la banda al escenario, acompañados del remix de Pop Muzik de M, mientras son acompañados por guardaespaldas auténticamente asustados (ya que hubo algunos problemas con la dinastía política local el día anterior). El típico acercamiento de Bono al caló local: rudo y directo ("¡¡¡Muchos Huevos!!!" gritaría, mientras pone la mano en la entrepierna), Reajustes brillantes a canciones familiares (un funk ligero en Ever Better than the Real Thing, fanfarroneo a lo Happy Mondays en Hold Me, Thrill Me, Kiss Me, Kill Me), La exquisita interpretación acústica de Sunday Bloody Sunday a cargo de The Edge, de pronto desprovista de cualquier machismo ambiguo y problemático, La revelación de Where the Streets Have No Name, con todo e imágenes a lo Dr. Who en drogas, que la convierte en el más grande track de rave de todos los tiempos. Qué decir de la parte en que la audiencia toma el coro de Pride (In The Name of Love) y los ojos de Bono se llenan de lagrimas.
Y, por supuesto... el momento que está grabado en la memoria de todo aquel que tuvo la suerte de ver a U2 en vivo entre Abril del 97 y Marzo del 98: El cuarteto emergiendo del limón en el encore, actuando como robots delicadamente saliendo de una capsula espacial para a continuación ejecutar esa sorpresa llamada Discothèque. Homenaje directo a Spinal Tap, toque inspirado de hilarante tontería y un golpe teatral. Todo eso es "El Limón", que ha entrado a la historia de los gadgets en los conciertos de rock, junto con la réplica de Stonehenge de Black Sabath y el pene inflable de los Stones, y que efectivamente los destruyó por completo. Y si alguna vez te preguntaste que fue de "El Limón", Edge tiene algunas noticias:
"Nuestro manager estuvo encargándose del Limón." comenta, "Creo que en algún momento trató de vendérselo al Hard Rock Hotel de Las Vegas. Eso habría sido perfecto. Como un vehículo, me temo que tiene sus limitaciones. Lo más seguro es que no te lleve al trabajo ni te traiga de vuelta. Pero podría ser un perfecto bar para alguien."
Un final perfecto para un icono con poderes intoxicantes.
Párrafos extra para el DVD
Todas las grandes historias tienen un epilogo, y este DVD no es la excepción. Como un extra podrá ver parte del concierto en el Feyenoord Stadium de Rotterdam el 18 de Julio de 1997. Si bien carece de los trucos técnicos de David Mallet presentes en el concierto de la Ciudad de México, tiene una fuerza emocional íntima.
Sobre todo, chequen la interpretación de Please, uno de los tracks de ese disco menos reconocido, y el mejor ejemplo - tal vez en todo este DVD - del poder de U2. Una canción sobre el cegador amor de la historia, de guerras religiosas, cantada en un doloroso, casi operático registro alto por un hombre con corte militar y una camiseta roja. No hay Fly ni Mirrorball Man o MacPhisto, o alguna de los personajes de Bono. Solo un hombre rogando que haya paz.
Y bien podríamos tener un poco de eso en estos momentos.