En 1976 Martin Amis reseñó el show en Earls Court de los Rolling Stones para el New Statesman, "La antesala del Earls Court Arena era un colosal estacionamiento subterráneo de autos de unos remotos y hacinados bares, tiendas de dulces y sucias máquinas de bebidas calientes. Normalmente, en un concierto promedio de rock se obtiene una homogénea muestra: los fans de David Bowie se parecen y se comportan como David Bowie, los fans de Bryan Ferry se parecen y se comportan como Bryan Ferry, etc. Pero todos son fan de los Stones." Acá no todos son fan de U2, no solo apelan a los fans de U2, ellos también apelan a la gente que no necesariamente les guste otro tipo de música, y la gente que compone el público en un show de U2 puede normalmente no ir a otro concierto en todo el año. Porque cada vez que U2 sale de gira, intentan reinventar la experiencia del rock, y cada vez que lo hacen tienen éxito. Con el 360º Tour, sin embargo, produjeron una de las más extraordinarias y extravagantes experiencias en vivo en la historia del rock, y una de las que improbablemente puedan ser repetidas nuevamente en esa escala. Las siete millones de personas que lo vieron nunca lo olvidarán.
"Supongo, que en algún sentido una gira de U2 es un poco como una película de franquicia," dice Willie Williams, "donde si vas y ves la última de Bond vas a esperar que esté esa escena donde te muestran todos los artilugios y todas esas clases de cosas, así que similarmente, hay expectativas para que ciertas cosas y ciertas canciones estén en el show. Pero entonces el público siempre espera más, al igual que nosotros."
Como lo describe Paul McGuinness, U2 fue el equivalente a un equipo de fútbol que gana la Copa del Mundo no sólo este año sino que lo hace de nuevo cuatro años después, y de nuevo cuatro años después de eso, y nuevamente cuatro años más tarde.
"Muy grande es algo que hemos tenido desde hace tiempo; lo mejor es otra cosa, sin embargo… en cierto modo, lo suficientemente bueno es algo fácil de conseguir. Lo genial es difícil; quizá no todos los días, pero creo que son claramente la banda de rock más grande de estos días, y de la era, y quizá de todos los tiempos. Y la longevidad del grupo produce ambición comercial de hacer grandes shows, grandes grabaciones, y mejores cosas que las que ya han hecho…"
"Había un tipo que conocimos alguna vez en los ochenta, Bobby Colomby, que era baterista en Blood, Sweat and Tears y luego tuvo una exitosa carrera como un hombre de A&R y también como una personalidad de la televisión en Los Angeles. Él presentó a Bono y a Adam una vez en un show televisivo a principios de los ochenta en Los Angeles. Luego de la entrevista dijo, '¿Les importaría esperar un minuto? Tengo que decirles algo personal, pero fuera de cámara.' Y todos pensamos, 'Oh, mierda, es un chiflado religioso; ¿con qué nos encontraremos?' Y él dijo, "Yo mismo estuve en una gran banda una vez y me encantaba, y no me avergüenza decir esto, pero lo estoy diciendo porque creo que se pueden beneficiar de esto. Traten de disfrutar cada momento, porque no durará por siempre, cada vez que haya una limousine o un público entusiasta, solo recuerden que eso no dura por siempre, y disfruten de ella.' Sonaba como la verdad, así que tratamos de observar eso. Así que durante algunos años cuando alguien mencionaba que la limousine estaba retrasada o algo así, decíamos, '¡Bobby Colomby!' Y nos gustaba pensar en Bobby."
Por un consenso común los mejores conciertos de la gira fueron los de España y Sudamérica que tuvieron los más enérgicos y expectantes públicos. En esas partes del mundo el público realmente viene a ser parte de un evento comunitario, en vez de solo venir y "ver un show". "Yo diría Sudamérica," dice Adam. "Los otros que recuerdo por pura determinación son esos en los que tuvimos lluvias torrenciales, Zurich y Bruselas. El público, no se rindió, permaneció allí y llegó hasta el final del show. Creo que cada público es levemente diferente dependiendo de su criterio cultural y de sus experiencias. Creo que el público norteamericano es muy familiar con el ritmo y el lenguaje del concierto, entiende el comienzo, el medio y el final, entiende lo narrativo. Y porque ven un montón de shows, van a uno a la semana en el verano o a un show a la semana en la universidad, no se les ocurre ponerse maníacos. Están bastantes educados, si se quiere, en términos del concierto. Cuando a vas a lugares como Sudamérica donde puedes tener un show grande como el nuestro cada dos años, tienen que ver un concierto en la que mucha gente lo convierte en un evento cultural. En Sudamérica, tan pronto subes al escenario, es como encender pólvora."
Luego del show de Montreal, Bono, Ali y yo tomamos un helicóptero de vuelta a la casa de Guy Laliberté, 33 kilómetros al este de Montreal, en Mont Saint-Bruno, en la hermosa Monteregian Hills. La gira estaba llegando a su fin, y Bono estaba en un ánimo típicamente reflexivo. ¿Cómo se siente acerca de esta gira de giras?
"Muchas de las personas en la gira han estado con nosotros por treinta años," dice. "Y puedo asegurar que no es sentimentalismo, no queremos mantener a gente porque son viejos amigos. Todas esas personas son los mejores en lo que hacen. Queremos que sea bueno para ellos también. No queremos defraudarlos."
Y así es una muy obvia comunidad. Solo podrán ser cuatro las estrellas sobre el parapeto, pero después de haber estado de gira por dos años, era imposible imaginar al 360º Tour como cualquier otra cosa que una especie de circo benigno, con todos trabajando por un bien común.
"La familia de mi madre era tan grande y tan alegre, y ese sentido de comunidad ha permanecido conmigo toda mi vida," dice Bono. "Eran tan inclusivos. Con todos. Recuerdo estar en ese viejo vagón de tren que estaba en las dunas del norte de Dublín, y todos cantando. Y recuerdo cuando la comunidad desapareció de nuestra familia, cuando la gente de fue, recuerdo pensar, esto es malo, no es tan divertido. La comunidad es muy importante, y supongo que nos fijamos en cada uno que trabaja con nosotros como familia, y como una forma de no ser corporativos."
"Mantenemos esa comunidad funcionando porque somos una familia. Si fuéramos jamaiquinos nadie cuestionaría nuestra forma de operar. Oh, sí, ellos hacen ese tipo de música espiritual, un poco política, se la pasan juntos. Pero supongo que siempre ha habido un ambiente jamaiquino en mucho de lo que los irlandeses hacen. Estoy seguro que Joe O'Herlihy es jamaiquino. Su acento es totalmente jamaiquino. Él es el más negro de los irlandeses que haya conocido."
"Esta banda se trata de disfrutar, se trata de comunidad, se trata de lealtad. Y es muy poderoso estar con la misma gente por tanto tiempo."
En Chicago, Bono, ha celebrado la "majestuosa silueta" de la ciudad, al igual que la audiencia: "Somos el viento en la ciudad de los vientos. Cuando pones a esta banda con el público, no hay lugar para la modestia. Cualquier cosa es posible."
Era un sentimiento que casi todos en la gira parecían compartir. Con U2, cualquier cosa realmente parece ser posible. Lo que plantea la cuestión: ¿Qué demonios irán a hacer en el futuro? ¿Habrá alguna vez una gira más extravagante? Había una sensación entre el grupo de la gira que, enormemente orgullosos de ser parte de este logro, más extravagancia sería demasiado, y que algo más grande que esto sería grosero y exagerado. Paul McGuinness ya está organizando la venta de las Garras como un espacio permanente para eventos alrededor del mundo ("¡Seis millones de piezas, libre montaje, franqueo y empaque!"), y hubo una conjetura tácita de que nada de su tipo y tamaño sería nuevamente construido. Por nadie. Arthur Fogel en realidad pensó que la próxima gira de U2 sería menos estresante que la 360º, principalmente, porque tendrá que ser menos ambiciosa.
"Personalmente, creo que lo siguiente va a ser más fácil," me dijo. "Creo que la presión era mucho mayor para traer esto como un éxito final. Ahora que lo han hecho, se abre un mundo de posibilidades en términos de lo qué hacer a continuación."