DONDE LA MAGIA SUCEDE. Vamos al backstage, al santuario interno. Aquí es donde te olvidas de ellos largando su disco, de forma gratuita, en tu iTunes sin preguntar, del accidente de bicicleta de Bono, de toda la negatividad de los últimos 18 meses. Aquí está U2 en su elemento: en gira, galanteando a arenas de devotos. Dorian Lynskey de la revista Q se suma al recorrido entre Boston y Nueva York para averiguar dónde están sus cabezas.
Martes por la noche en Boston, el tercero de cuatro shows de U2 en TD Garden. “People Have The Power” de Patti Smith resuena desde el sistema de audio principal. 20 mil fans se levantan expectantes y Bono ingresa a la arena. Algunos metros detrás de él está Q y la vista es abrumadora. Al instante, rostros ansiosos y teléfonos elevados se vuelven hacia él como polillas a una llama.
Se sube al pequeño escenario “e”, eleva un puño, canta los “uoh-oh-oh” de apertura “The Miracle (Of Joey Ramone)” y desfila por la pasarela para unirse a Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr en el escenario principal “i”. La 28va noche del iNNOCENCE + eXPERIENCE Tour está en marcha. Más tarde, Bono le cuenta a Q que elige la canción de Smith para darse coraje. “Tengo que encontrar ese lado mío y no tener que esperar hasta que suba al escenario. ¿Cómo llamas a una persona que pone palomas debajo de su manga y cuando salen es completamente sorpresivo? ¡Un mago!” Dice riendo. “Tu sabes que se las puso ahí, pero es increíble cuando ellas salen volando.”
El escenario es donde los U2 se convierten en sus mejores versiones. Pueden entretener a un estadio pero cautivar a una arena. Como si una persona realmente encantadora pudiera hacerte sentir como la única persona en el lugar, entonces Bono puede hacer que Boston se sienta como la única ciudad en el mundo. Gracias a shows como este, la gira, con taquillas agotadas, continuará en 2016, pero eso en absoluto estuvo garantizado.
“Supe que el show era genial,” dice el director creativo Willie Williams en la cafetería del backstage. “Pero por los dos últimos años de U2, es como si alguien le hubiera hecho una muñeca vudú. Me preguntaba si estaban maldecidos.”
Cuatro años atrás, U2 habló con Q acerca de comenzar de nuevo. Aunque el 360º Tour ha sido la gira de mayor recaudación de la historia (con más de 736 millones de dólares), habían experimentado varios reveses: el bajo rendimiento del confuso No Line On The Horizon de 2009, una peligrosa lesión en la espalda de Bono que canceló una aparición en Glastonbury de 2010, una pobre actuación cuando finalmente tocaron en el festival en 2011, que fue frustrada por el mal tiempo y caos técnicos y el siguiente costoso fracaso del musical Spider-Man para el cual Bono y Edge compusieron la banda de sonido.
Songs Of Innocence, su mejor disco en muchos años, debería haber sido ese renacimiento, pero fue eclipsado en septiembre del año pasado por su estrategia de lanzamiento: depositado, sin previo aviso, en 500 millones de iClouds. Su primera gran táctica sin en el exmanager y mentor Paul McGuinness fue un desastre en cuanto a relaciones públicas que alimentó a los detractores de U2. Dos meses después, Bono tuvo un serio accidente de bicicleta en Central Park, que requirió de cinco horas de una cirugía de emergencia, pospuso la gira y puso punto final a toda promoción. Por consiguiente, U2 comenzó esta gira en Vancouver en mayo con todo por probar.
Le pregunto a Bono si cree en la mala suerte.
“No creo en la suerte,” dice. “Puedo caminar por debajo de una escalera. Tendría tatuado el 13 en mi trasero sin ningún problema. Pero creo que el universo puede volverse frío y desagradable. Nunca me sorprendo cuando el mundo se vuelve un poco feo. Nunca me sorprendo cuando U2 encuentra resistencia.”
Bono sobre la fama: “Todo aquel que se encuentre en el centro del escenario es un megalómano en algún lugar de su persona. No es un accidente por el que están ahí y la peor clase de megalómano es aquel que no lo quiere admitir. ‘Oh mi Dios, ¿cómo llegué hasta aquí? Dejen de mirarme. No quise todo este éxito. Soy una persona pura que podría haber sido un alfarero.’ Pendejadas.”
MARTES POR LA TARDE. U2 está probando sonido en el escenario “e”. Están ensayando “The Crystal Ballroom”, un bonus track de Songs Of Innocence. Aun no le han dado al clavo. “La hemos tocado mal una vez,” dice alegremente Bono. “Parece como que la vamos tocar mal dos veces.”
U2 ya ha tocado 43 canciones diferentes en esta gira. Las canciones van y vienen tanto como encajen en la narrativa central de la inocencia (Dublín de los 70) y la experiencia (el mundo). Después de considerar dos setlists enteramente separados en noches alternativas, se establecieron en uno que cuente toda la historia, uno, dice Clayton, “de lealtad y constancia, o simplemente de no darse por vencido.”
U2 son grandes en lealtad. Willie Williams, el consultor de la banda Gavin Friday, el diseñador de sonido Joe O’Herlihy, el promotor Arthur Fogel, la estilista Sharon Blankson y el director de video Stefaan “Smasher” Desmedt han estado todos en la órbita de la banda por entre 20 y 40 años. Bono, a quien todos ellos lo llaman “B”, necesita rodearse con amigos inteligentes y talentosos, no solo de empleados. “Estoy en relaciones horizontales, no en verticales,” dice. “Es por eso que estoy en una banda. Es por eso que estoy casado. Es por eso que no me gustaría ser llamado El Jefe.”
La gira se ha estado gestando desde principios de 2013, pero la semilla fue sembrada incluso antes. Gavin Friday recuerda a Bono diciendo en la noche de apertura del 360º Tour que la próxima gira debería ser más íntima. Los recintos pueden ser más chicos ahora, tienen que tocar cuatro arenas para equiparar la capacidad de un estadio, pero las ideas son enormes. Innovaciones vanguardistas, incluyendo una enorme pantalla LED de dos caras que se extiende a lo largo de una estrecha pasarela metálica en medio del público, convirtiendo efectivamente a toda la pista de la arena en un escenario. La tecnología que permitió a O’Herlihy colgar los altavoces en el techo en forma oval, haciendo que el sonido atraviese poderosamente de igual manera a la arena, nunca había sido utilizada antes.
A pesar de la impresionante tecnología, cada gira es fundamentalmente una prueba del disco nuevo. Songs Of innocence, a diferencia de su predecesor, se mantiene bien. “No se nos permitió escuchar Songs Of Innocence apropiadamente a causa de la publicidad,” refleja Friday durante una pausa de su cigarrillo electrónico. “Le dije a Bono que el acuerdo es mayor que la música, así que lo único que puedes hacer ahora es hacer la música más grande que cualquier cosa.”
De este modo, la gira tiene el sentido del pasado y presente de U2. Su futuro, sin embargo, es más complicado.
Bono sobre la culpa: “No creo que sea posible estar cómodo con la prosperidad mientras tanta gente no tenga acceso a eso. ¿Cómo puedes vivir con ello? Lo trabajas. Te aplicas a los problemas y tratas de resolverlos. Supongo que porque hago eso no me auto flagelo si llevo a mis hijos a unas vacaciones en alguna isla del Caribe donde no haya paparazis.”
MEDIANOCHE DEL MARTES. Un “after party” de bajo perfil en el Club Lounge del Ritz-Carlton. La cantante Amanda Palmer está comiendo sushi con un amigo, la actriz Kristen Wiig está conversando en una esquina con amigos y Mike Love de los Beach Boys está hablando con Mullen. Edge, el diplomático de voz suave de U2, se relaja en la oscuridad, desarrollando un parpadeo picaresco. Su entusiasmo post-show es infeccioso.
“Finalmente estás tocando algo que entiendes completamente,” dice Edge, bebiendo una pinta. “En el estudio sueles tocar algo que solo entiendes a medias.” Nunca antes habían probado el orden del setlist de la noche anterior. “No nos gusta que las cosas se sientan preestablecidas. Tenemos que traer de vuelta el reino de lo incierto. Es ese pequeño golpe del rock and roll que es igual al jazz o al teatro de improvisación, donde no sabes muy bien qué es lo que va a pasar.” Hace una mueca y se ríe. “No puedo creer que me haya comparado con el jazz. La única similitud es que hay un elemento de riesgo.”
A veces un poco demasiado de riesgo. Durante la noche de apertura de la gira, Edge calculó mal el tamaño del escenario y dio un paso en el aire. Los videos de YouTube de Edge perdiendo el borde inspiraron bromas online predecibles [la traducción de The Edge es El Borde) pero fue un momento desconcertante. Cayó solo a centímetros de puntales de metal de la guía de la cámara de video que lo podrían haber lesionado seriamente y matado a toda la gira. “Al día siguiente lo miré y pensé… [inhala fuertemente] ‘Realmente tuve suerte. Podría haber hecho un terrible daño.’”
Dos semanas después, U2 incurrió en una pérdida real cuando Dennis Sheehan, su incondicional tour manager desde 1982, sufrió un fatal ataque del corazón. “Lo extrañamos más como persona que como tour manager,” dice Edge. “No era lo que él hacía, era lo que él era lo que fue tan único. Tratamos de tomar gente que consiga esa idea.”
Parte del atractivo de U2 en el escenario es el romance de los cuatro, aun acurrucados después de 39 años. Sus personalidades son tan fuertes y distintivas que es imposible imaginar a la banda sin uno de ellos. El sábado en Nueva York, Bono llamará a U2 “una banda de iguales con un público de iguales.” Justo antes de cada show, pasan unos minutos juntos, conversan, rezan, piensan acerca de lo que están por hacer.
“Supongo que nos construimos como una banda real bien desde el principio,” reflexiona Edge. “Siempre pienso que los Bealtes tuvieron un tiempo difícil porque fueron básicamente tres líderes. Todos estaban compitiendo por ser el líder de la banda. Todos tenemos contribuciones selectas que hacer que en realidad no se superponen. Es la idea de que ningún individuo gana. Se trata del triunfo del grupo.”
El abismo entre el U2 en vivo, urgente, instintivo y que toma riesgos, y el U2 de estudio, neurótico, de lento movimiento y de desconfianza propia, está personificado por Edge. Gavin Friday dice, “Edge pasaría un año en el sonido de la guitarra mientras Bono quiere escribir 10 discos en el mismo tiempo.” Pero en el escenario el guitarrista abarca la imprevisibilidad. Uno de los momentos destacados de la gira sucedió en Montreal, cuando Bono espontáneamente invitó a docenas de fans a subirse al escenario durante “Where The Streets Have No Name”, sin darse cuenta que la estructura estaba diseñada solo para soportar alrededor de ocho personas.
“Casi sale horriblemente mal,” dice Edge. “Pero fue una especie de magia.”
Bono sobre un consejo: “Hay cosas fáciles para decirle a artistas que están en alza, porque probablemente han tomado algo de bagaje del que no han pensado. Yo he tenido a algunas personas increíbles de las cuales he aprendido mucho. Siempre he buscado a mis héroes y les he pedido un consejo: Bob Dylan, Bruce Springsteen, Frank Sinatra. Solo estoy repitiendo lo que me dijeron y haciéndome con el crédito.”
MARTES A LA NOCHE. TD Garden. Bono invita a una músico local llamada Gretchen Shae al escenario “e” para tocar la guitarra acústica en “All I Want Is You”. Clayton y Edge le muestran el cambio de acordes. La posibilidad de un desastre hace a la canción doblemente poderosa cuando funciona. Bono admira a los artistas como Iggy Pop y al actor Mark Rylance porque ellos no “se siente cómodos con la distancia entre el escenario y el público. Ahí es donde vivimos.” Mientras Bono le ayuda a Shae a bajar luego de la canción, se da cuenta del slogan de su remera: DEFIENDE A LAS ESTRELLAS DE ROCK. Él sonríe. “Me gusta tu remera. Estoy a favor de eso.”
MIÉRCOLES A LA HORA DEL ALMUERZO. La suite de Adam Clayton en el Ritz-Carlton. En los 90, la presión del ZooTV Tour lo volvió de juerguista ostentoso de U2 a un adicto al odio a sí mismo. 20 años después se limpió, es una persuasiva publicidad por la sobriedad, emanando sabiduría y calma. Sonríe mucho, sobre y debajo del escenario, como si la vida fuera una serie de sorpresas divertidas.
El cabello de Clayton ha crecido en una repetición plateada de su era de hacer punk y ha estado usando diferentes remeras cada noche, representando bandas que inspiraron a U2. Hoy es Blondie. “Me estaba poniendo esta remera hoy y pensaba que Blondie fueron muy grandes en un momento dado,” dice en su aristocrático y reflexivo ronroneo. “Tuvieron eso por un momento. La fama es algo extraordinario que recae en ciertas personas en ciertos momentos, y mientras puedas hacer una cierta cantidad de estímulo para que recaiga en vos, al final del día el tiempo que se queda es totalmente transitorio. Tienes que saber cuando se ha ido.”
Clayton es fríamente autocrítico (“mi filosofía es que si puedes contar hasta cuatro puedes tocar cualquier línea de bajo de U2”) y aparentemente imperturbable. Aun así, U2 ahora son mucho menos optimistas acerca de los efectos colaterales del acuerdo con Apple. “Siempre supuse que iba a haber un poco de respuesta negativa,” dice de manera evidente. “Lo que no anticipé fue que la gente le prestaría tan poco interés a las canciones. Entonces el accidente de bicicleta sucedió. No teniendo una presencia en la cultura distinta en la que éramos los tipos malos que pusimos nuestro disco en los teléfonos de la gente, eso nos puso a la defensiva.” Pero, sostiene, el regalo finalmente funcionó. En su primer mes, el total de 26 millones de descarga excedió las ventas totales de The Joshua Tree. “Tenemos un público joven que conoce esas canciones y no conocen las viejas canciones. No es lo que esperarías.”
Para seguir siendo la atracción de nuevos fans después de tanto tiempo es un logro en línea con la misión incansable de U2 de lanzar sus brazos alrededor del mundo, pero Clayton puede imaginar una especie diferente de futuro. “Hemos tenido ese momento de fama y nos hemos mantenido en ella de cierta manera,” dice, resumiendo su teoría Blondie. “Pero puede haber un momento cuando digamos que vamos a vivir con el poco que tenemos y dejemos de llegar a esos otros pocos.”
Bono sobre Norteamérica: “Recuerdo años atrás diciéndole a Noel antes que Oasis si haga grande, ‘Puedes ir a fondo todo el recorrido. No hagas lo que los británicos usualmente hacen cuando llegan a los Estados Unidos, que es levantarles el dedo mayor.’ A los británicos les gusta una nalgada. Está en algún lado en la cultura. Pero a los norteamericanos, si les dices que son un montón de boludos, te dicen, ‘Está bien. Estos boludos no van a comprar tus discos.’”
NOCHE DE MIÉRCOLES. Una estancia en el backstage del TD Garden, hecha más confortable por la aplicación de cortinas rojas y velas. Recién llegado de su sesión de fisioterapia previa al show (“para asegurarme que no me caiga a pedazos”) Larry Mullen Jr juega con un palillo mientras relata su conversación con Mike Love la noche anterior.
“Me miraba como si yo tuviera dos cabezas,” dice. “’¿En serio? ¿Realmente están gastando todo ese dinero en este show? ¿Realmente importa tanto? ¿Por qué?’ Es un montón de presión pero no puedo imaginarme haciéndolo si no fuera un desafío. Lo que te impulsa es la vulnerabilidad.” Cuatro días antes de la noche de apertura, Mullen se enteró que su padre había fallecido. Voló a Irlanda para el funeral el miércoles y estuvo en el escenario de Vancouver el jueves por la noche. “Le prometí años atrás que yo lo enterraría,” dice. “No me importa donde estoy, lo haría de vuelta. Estuve muy aliviado de haber cumplido con mi promesa pero también, muy aliviado de estar de vuelta al lugar al que siempre he ido, que es la banda.”
Mullen es conocido como la voz sin pelos en la lengua de U2. Eso aun lo hace un temerario entusiasta para la mayoría de los estándares de la banda, U2 se siente obligado a tomar riesgos audaces (y caros), pero, ahora admite, que él tuvo las mayores reservas acerca del acuerdo con Apple. “¿Estuve incómodo con el? Sí, a veces lo estuve. Después me sentí particularmente incómodo. Así es la vida.” Pero, continúa, “De pronto el barco está fuera del banco de arena. Estamos flotando de vuelta. Resulta que las canciones son tan buenas como pensamos que eran.”
Mullen gesticula furiosamente cuando considera los momentos en los que U2 ha metido la pata, aun se enfada con No Line On The Horizon y Pop de 1997. “Fracaso. Calculamos erróneamente donde estábamos. Lo hicimos.” Incluso Songs Of Innocence le molesta un poco. “Porque pasamos tanto tiempo en el, hay áreas en las que está sobre cocido. Dudamos de nosotros mismos. Dudamos de las canciones. Lo que realmente dice es que no estas confiado en tus habilidades.”
Mullen tiene una solución. Está fascinado con la teoría, popularizada por el libro Outliers de Malcolm Gladwell, que la grandeza requiere aproximadamente 10 mil horas de práctica. Los Beatles tuvieron ese aprendizaje en Hamburgo. El joven U2 no lo hizo. Así que este es el plan: “Cuando esta gira esté finalizada deberíamos armar un viaje donde aprendamos cómo tocar canciones de otras personas por diversión y entonces regresar y grabar un disco con lo que hemos aprendido. Solo como un experimento. Regresar a los clubes en los realmente éramos una mierda y ser buenos en ellos. Realmente necesitamos ir hacia atrás. Benjamin Button es donde estamos. Quiero decir, podría ser el final de la banda [risas] pero sería genial.”
Pase lo que pase, algo tiene que cambiar. “Hemos aprendido,” dice firmemente. “Nunca más pasaremos cuatro años y medio escribiendo y grabando un disco otra vez. Esos días se han ido.”
MEDIANOCHE DEL MIÉRCOLES. Aeropuerto de New Bedford, Massachusetts. Un convoy de vehículos conteniendo a U2 y a miembros claves de su equipo se detienen ante un par de jets privados que llevan el logotipo del iNNOCENCE + eXPERIENCIE Tour. A bordo, bandejas de comida y bebidas están bien dispuestas para el vuelo de media hora a Nueva York.
Joe O’Herlihy, mitad Rick Rubin, mitad Santa Claus, se sienta y describe la primera vez que vio a U2. Fue en 1978. Eran quintos en la lista del show de un colegio en Cork. “Básicamente no sabían como tocar sus instrumentos pero fue extraordinario,” hace memoria. “Recuerdo a Bono conversando con media docena de personas y un perro que estaba en ese show. Estaba convencido de que irían a escucharlo. Eso fue lo que me hizo comprender lo que estaba por delante.”
Bono sobre cantar: “Cuando estás en el control de tu instrumento y de tu propio físico y está funcionando, la canción es la que te está cantando. Es una especie de espontaneidad. No he tenido mucho de eso en mi vida, pero lo estoy teniendo más ahora que nunca. Esa sensación de ser resonado como una campana es una completa sensación de éxtasis.”
JUEVES A LA HORA DEL ALMUERZO. Localidad costera de Montauk, Long Island. El restaurante favorito de Bono está cerrado, así que nos instalamos en las reposeras de la playa, comiendo bocadillos y bebiendo vino rosado bajo un cielo azul pálido. Su familia está rentando una casa en las cercanías de Hamptons durante la residencia de U2 en el Madison Square Garden. La banda trató esto durante el The Joshua Tree Tour pero fue en otoño, fuera de temporada, y un desastre. “Dejaríamos a 70 mil personas gritando y arribaríamos a este silencio de suburbio arenoso,” dice, haciendo una mueca. “¡Aaarggggh!”
A Bono le gusta las ciudades, las discusiones, y las salas llenas de ruido y gente. Puede vincularse con estrellas pop y presidentes, activistas y actores, pero si él no fuera famoso sería el personaje más grande en el pub local, arreglándoselas para pasar toda la noche bebiendo, debatiendo y contando historias. Tiene una energía temeraria e impulsiva que es inusual en un hombre de 55 años. Estoy segura que hay una parte de él que cree que podría negociar con la misma muerte pero su accidente, obviamente, lo ha sacudido.
“Ali [la esposa de Bono] me dice, ‘¿Puedes captar una indirecta?’” dice, moviendo su copa de vino. “Ella dice, ‘Te manejas a través de la vida como un tanque.’ Y es verdad. Edge dice que veo a mi cuerpo como un inconveniente. Supongo que eso va a tener que cambiar.”
Mientras estuvo en Boston, visitó al Dr. Steven Zeitels, el célebre cirujano de garganta que ha operado a Adele y Roger Daltrey. Le admitió a Zeitels que no ha tenido un chequeo en 12 años. “Él dijo, ‘¿No es que tu vida depende de eso? ¿No crees que es un poco extraño?’ Yo le dije, ‘Sí, creo que podría ser un poco extraño.’” Se ve como un colegial castigado. “Cambiaré.”
El primer susto en la salud de Bono sucedió a finales de los 90, cuando creyó que podría tener un cáncer de garganta. Sin una cirugía inmediata, su lesión de la espalda de 2010 hubiera dañado permanentemente su espina. “Casi me he lisiado. Estuve así de cerca.” Su accidente de bicicleta el pasado noviembre le infligió múltiples fracturas en su rostro, brazo, hombro y mano de su costado izquierdo. Me muestra su mano. Dos de sus dedos permanecen entumecidos y se niegan a ser extendidos, lo que significa que puede que nunca vuelva a tocar la guitarra. “No se ve bien,” dice en voz baja antes de sonreír apagadamente. “Me da vergüenza hablar de ello. Es solo un fastidio si quieres tocar la guitarra.”
El accidente hundió a U2 en seis meses de silencio en el peor momento posible. “Un estrella de rock lesionada equivale a la muerte de un vendedor,” dice Bono entre mordiscos de un sándwich. “Eso fue brutal para mí. Tan grande como la lesión. Darle a la gente un regalo, es difícil de hacerlo mal. Pero podríamos haber explicado la intención detrás de eso y no lo hicimos. Eso fue un gran error. Entonces, no mucho después, estábamos tratando de barrer y el tipo que es el mejor con el cepillo no estaba, así que hubo meses de riendas sueltas para la gente que quería mearse en nuestra banda.”
Bono disfruta burlándose de sí mismo pero es un feroz protector de U2: de las personas, de la entidad. Songs Of Innocence trata de cómo la banda se salvó de una vida adolescente de enfado y desconsuelo. “Estabas solo, ahora no estás solo,” como él canta en “Volcano”. “Realmente creo que la banda es algo muy especial y hemos tomando enormes riesgos que nadie más con cerebro tomaría,” dice. “Creo que ciertamente somos la banda más interesante, nos amen o nos odien, y creo que sería una pena si no estuviéramos por acá, realmente.”
¿Está de acuerdo con Clayton acerca que U2 podría ser más pequeño? ¿Ya no persiguiendo la relevancia del mainstream y los éxitos radiales sino que felices en su considerable y bien nombrado nicho?
“Creo que es una pregunta muy justa,” dice. “La gente dice, ‘Te encanta Neil Young y Radiohead y sus intimidades, así que, ¿por qué no solo son ambiciosos privadamente en vez de públicamente?’ Y vamos a tener que verlo. Me estoy preguntando algunas cuestiones fundamentales. Hemos estado tocando en estadios por alrededor de 30 años. Un poco loco. Esto es como estar en el Arsenal en 1985 y aun estar yendo por la Champions League. ¡Con el mismo equipo! Pero luego obtienes un indicio del universo diciendo que hay un costo.” Reacciona. “¡Pero espera hasta que escuches esas nuevas canciones! No quieren ser privadas.”
El único costado bueno del accidente de bicicleta fue que Bono tuvo tiempo de escribir. Está tan entusiasmado con las canciones que le ofrece a Q un aventón para poder escuchar algo de ellas. Las canciones que él pasa en su teléfono suenan vibrantes e irresistibles, especialmente “Civilisation”, “Instrument Flying” y “The Little Things That Give You Away”. Un demo acústico, “Much More Better”, trata de su accidente. Canta al unísono: “Solo canto para probar que estoy aquí.”
¿Cree realmente que una gran canción puede hacer cualquier cosa?
“Realmente lo hace,” dice, lanzando los brazos como lo hace en el escenario, como un abrazo, o una entrega. “La habilidad de las canciones de romper un mal matrimonio o mantener junto a uno bueno, de evitarte ser arrojado de un pub, de llevarte a aventuras, de decirte qué hacer, cómo vestirte, cómo comportarte, es todo lo que hay. Ahí es donde la vida inteligente está.”
Es verdaderamente surrealista ver a un hombre comandar una arena una noche y luego, al día siguiente, verlo cantar canciones nuevas a solo unos centímetros de distancia, mientras el aire tamborilea. Aquí, como lo fue en el TD Garden, la fe de Bono en U2 es intoxicante. Él abre su manga y las palomas salen volando.
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