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Con McGuinness dando un paso al costado, U2 nunca volverá a ser el mismo

Por primera vez desde 1978, U2 se despertó esta mañana sabiendo que Paul McGuinness no estará luchando en su esquina. ¿Con la salida del "quinto Beatle" de U2, qué futuro les deparará a Bono y compañía?

En el corto plazo, la banda tendrá poca oportunidad para la introspección. Están en el medio de la grabación de su 13º disco y, dado el relativo poco éxito de su predecesor de 2009 No Line On The Horizon, estarán deseosos de no estar distraídos por el curioso momento del anuncio de McGuinness.

Después de eso, bueno, ¿quién lo puede decir? No cabe duda que, como músicos, los U2 hace mucho que alcanzaron una meseta. De acuerdo a algunas de las más anodinas críticas a su carrera No Line On The Horizon fue, para el estándar de un icono del rock interestelar, casi un fiasco de ventas con "solo" 4 millones de copias. Peor aun, el single principal "Get On Your Boots" fue ampliamente considerado un bochorno, el sonido de cuatro tipos de mediana edad tratando de canalizar al pop e incomodándose en el proceso.

Están, y cada vez más, fuera de la topografía musical, un Goliat en un reino de pigmeos. Sus contemporáneos REM se extinguieron en 2011 y los jóvenes artistas de estadios tales como Coldplay están tomando cada vez más tiempo entre discos. En un mundo en demanda de streamings de grabaciones y de un millón de géneros, el rock de estadio es algo del hombre viejo y el deseo de U2 es ser la marca por excelencia en una ciudad protegida contra lo anticuado.

Especulaciones sobre el futuro de U2 han circulado por décadas (casi desde principios de los 80 cuando estuvieron a punto de disolver la banda por las tensiones cuando las creencias cristianas de Bono, Edge y Larry se volvieron un problema). Sin embargo, en 2011 Bono indicó que, después de media vida, tirar del enchufe del proyecto no era algo que cualquier grupo pudiera llegar a contemplar. U2 no era un trabajo, sugirió. La banda estaba codificada en sus ADNs.

Mucho dependerá probablemente del disco nuevo, grabado en Nueva York con el productor Danger Mouse y pensado para ser lanzado en abril (luego de una "gran revelación" en el Súper Bowl).

Hablando con Irish Independent en 2009, su regular colaborar en estudio Steve Lillywhite dijo que los meses finales antes de un nuevo disco de U2 es un período inevitable de caos y ansiedad. Con el reloj en marcha, no es impensable que U2 estén por el momento simplemente muy distraídos por preocuparse por el impacto de la renuncia.

"Cada grabación que ellos comienzan, lo hacen pensando que son la peor banda del mundo," me dijo Lillywhite. "Tienen que ir y hacerse la mejor banda del mundo. Toma tiempo ir de lo peor a lo mejor dentro de la realización de un disco."

"Siempre es el caso con U2, ellos posponen cosas y las posponen hasta que se les acerca la fecha límite. Entonces tienen una especie de impulso para finalizar. Hay muchas madrugadas, mucha locura. Por eso, no importa que el disco lleve tiempo para hacerse, tu primer pensamiento al escucharlo es: 'Guau, ese es realmente un sonido fresco'."

Con McGuinness vaciando su escritorio, está claro que U2 nunca volverá a ser el mismo. Sin embargo, no deberíamos subestimar la enorme responsabilidad que la banda tiene sobre sus hombros: para con ellos, para con su música, para con sus fans, y también para con Irlanda.

Hablando antes del lanzamiento de No Line On The Horizon, el mismo McGuinness lo puso concisamente. "Ellos tienen una enorme ambición creativa. Y la gente en Irlanda lo espera de ellos. Son como un equipo de fútbol que es enviado a ganar la Copa del Mundo cada cuatro años. Ha estado sucediendo eso desde hace mucho, la gente lo espera. Y los U2 están concientes de eso."