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U2 la banda del año, edición digital de la revista GQ

Este fue el año en el que la mega banda irlandesa creció a niveles colosales, su 360º Tour se transformó en la de mayor recaudación de la historia y su presentación estelar en Glastonbury redefinió la palabra "debut". Así que sin linea en el horizonte, tomaron el escenario principal de GQ.

Por Elvis Costello.

¿Qué parte de la historia conoces hoy? ¿Las banderas blancas ondeando en la niebla de Red Rocks, las llamadas telefónicas desde Sarajevo o de alguna distante órbita, los autos obsoletos colgando de vigas, una ciudad construida básicamente en una noche, los mensajes deliberadamente contradictorios centelleando y parpadeando como un motín de neón y megapíxeles en una calurosa noche de Shinjuku?

Entonces está la música.

Gloriosas primeras grabaciones generalmente descriptas como himnos, espiritualmente concientes e incluso un poco serios. Curiosos tramos de invención traídos a la existencia por la fuerza de la personalidad.

Como casi toda banda notable europea, U2 es menos un colectivo de talentos complementarios que una colisión de inadaptados, derribando limitaciones técnicas pasadas con pura voluntad. Entonces, en un poderoso salto, ellos terminan siendo grandiosos y la más agresiva banda en el mundo. Y repentinamente son divertidos, sinceros y de gran corazón, todo al mismo tiempo.

Este es el momento en que entra la observación más superficial de su menos duradera calidad atribuida a su trabajo: la ironía. De hecho, fue simplemente el momento para pasar la superficie con un sentido del humor que evolucionó junto a un grupo de amigos desde la cúspide de la niñez hasta ser hombres de familia.

Entonces, ¿qué se puede decir de estos individuos?

Bueno, en palabras de Sly Stone, "Todo lo que necesitamos es un baterista…" Y, después de todo, fue su banda, originalmente…

Larry Mullen Jr. es el implacable motor y el necesario escéptico del grupo, mientras el más subestimado individuo del equipo, Adam Clayton, demuestra que el lánguido buen humor, la sobriedad y el rock and roll no puede excluirse mutuamente. U2 ahora tiene canciones con melodías indelebles y poderosos coros, pero incluso desde el comienzo su sonido siempre pudo instantáneamente ser identificado por un elemento: la guitarra de The Edge. Es ingenioso y orquestal pero sin el histrionismo egoísta de los menos originalmente "héroes" guitarristas. De hecho, su acercamiento con el instrumento podría ser hasta llamado "una iglesia" o "una escuela", si no fuera demasiado piadoso el término para uno de los mejores compañeros y serios hombres en la música.

Entonces está el cantante.

El talento de Bono como showman y narrador de historias está a la vista de todos, pero hay crudos y personales momentos de composición como "Kite" juntando las manos hacia el aire para aumentar cadencias entre luces estroboscópicas y montajes de rascacielos. También ha encontrado la forma de usar el escenario gigante para hacer cosas. Él es un mejor hombre que yo, que puede compartir el aire y darle a la lengua con aquellos quienes alegremente yo podría apuñalar en el corazón; para avergonzar, persuadir, convencer y a veces obtener de ellos lo que ellos deberían haber estado haciendo desde hace mucho.

La última vez que asistí a este evento, la mesa principal estuvo dedicada a una manada de señoras de honor, siendo agasajadas como campeonas políticas del año. Pronto, ellas arreglaron a la mitad del gobierno, los semiestadistas que desmantelen cosas. Espero que U2 disfrute de mejor compañía.

Porque cuando los manifiestos son destrozados y los rostros están en los pósters de "buscados", las canciones aun serán cantadas. Podrás decir que nos es la gran cosa, pero si 50 mil personas van a responder a una llamada, entonces mejor que aquella palabra sea "amor". No hay ninguna razón para desviarse, elevarse o celebrar.

Mi Señor, damas y caballeros, carguen sus copas y sus cámaras de los celulares. El brindis es "U2".


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Fuente: Edición digital para iPad de la revista GQ